Finalmente, nos fuimos a dormir. Mientras estábamos en la cama, envueltos en la calidez de nuestros propios pensamientos, no pude evitar pensar en lo que nos esperaba. El futuro estaba tan cerca, y con él, grandes cambios.
—Cariño —murmuré, volteando a ver a Scott. —Tenemos que empezar a empacar. Pronto tendremos que irnos a la U.C.
Él giró hacia mí, su mirada reflejando una mezcla de emoción y preocupación. —Sí, lo sé. Creo que parte de mí no quiere irse aún.
—Te entiendo, —asentí, acariciando su mano con suavidad. —Es difícil dejar atrás todo lo que conocemos, todo lo que hemos construido aquí.
—Y aún nos falta la parte más difícil, dijo, mirándome con seriedad. —Decirle a Melody que nos vamos a mudar.
—Ojalá pudiéramos simplemente decirle, 'oye cariño, ¿sabes qué? Nos vamos de Beacon Hills y que lo tome bien,' —bromeé, tratando de aliviar la tensión en el aire.
De repente, un ligero ruido en la puerta hizo que ambos volteáramos. Melly estaba de pie en el umbral, con sus ojos grandes y sorprendidos.
—¿Qué? —preguntó, con una mezcla de confusión y curiosidad. —¿Nos mudaremos?
La expresión de Scott y la mía se tornó en sorpresa, pero rápidamente tratamos de recomponernos. Scott se levantó con lentitud y se acercó a Melody, su rostro mostrando una preocupación sincera.
—Sí, cariño, —dijo, intentando sonar tranquilo. —Estamos planeando mudarnos a otro lugar para buscar nuevas oportunidades. Queríamos que lo supieras porque es importante para nosotros compartir estas cosas contigo.
Melody frunció el ceño, y sus ojos se llenaron de lágrimas. —¿Por qué tenemos que mudarnos? Me gusta aquí, con mis amigos y mi escuela.
—Sé que es difícil, —respondí, acercándome a ella y abrazándola suavemente. —Pero es un cambio que creemos que será bueno para nuestra familia. No queremos que te sientas mal por ello, solo que es una nueva aventura para todos nosotros.
Ella se apartó ligeramente, limpiándose las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas. —No quiero mudarme, —dijo con un susurro triste. —No quiero dejar todo lo que conozco.
El corazón me dolió al ver su angustia. Scott la abrazó con ternura, tratando de ofrecer consuelo. —Lo entiendo, cariño. Y no te vamos a obligar a hacer esto sola. Estaremos aquí para ti en cada paso del camino.
Me uní al abrazo, y juntos tratamos de reconfortar a Melody, mostrándole que, a pesar de las dificultades, siempre estaríamos allí para apoyarla. Aunque sabíamos que el cambio sería complicado, también entendíamos que, como familia, enfrentaríamos cualquier desafío juntos.
—Vamos a necesitar tiempo para adaptarnos, —le dije suavemente, acariciando su cabello. —Pero siempre estaremos juntos, y eso es lo más importante.
Ella asintió lentamente, aún con los ojos húmedos, pero con una pequeña chispa de esperanza en su mirada. Nos abrazamos en silencio, compartiendo un momento de consuelo y amor en medio de la incertidumbre. Bajó la mirada, sus palabras llenas de tristeza. —Voy a estar solita.
—No, claro que no,—negué, acercándome a ella y tomando sus manos. —Nosotros estaremos ahí, contigo.
—No es lo mismo,—negó Melody, sus ojos aún llenos de preocupación. Luego, de repente, alzó la mirada con una sonrisa traviesa. —¡Ya sé! ¡Quiero una hermanita!
Las palabras de ella me tomaron completamente por sorpresa. Me quedé allí, sin poder evitar la sorpresa en mi rostro. Scott también pareció atónito por un momento antes de romper en una risa suave, tratando de ocultar su asombro.
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AMHES
Fiksi PenggemarDos adolescentes, sin saberlo, comparten un vínculo trascendental: en una vida pasada, fueron amantes y padres de la diosa de los lobos, Ahmes. A medida que el destino los empuja a revivir esa conexión en la época actual, descubren sus roles divinos...