Cuando los chicos se fueron, subí a la habitación y me metí a duchar. Mientras el agua caliente caía sobre mí, la fea sensación del tacto de Theo volvió a invadir mi mente. Sentía su mano sobre mi piel como una quemadura invisible. Tomé la esponja con jabón y comencé a frotarla sobre mi costado, justo donde estaba el tatuaje. Froté tan fuerte que mi piel se puso roja, pero no me importaba; solo quería borrar esa sensación.
De repente, unas manos firmes tomaron las mías, deteniéndome. Levanté la mirada y me encontré con los ojos de Scott, llenos de preocupación y ternura.
—Annah, ¿por qué lo haces? —preguntó, su voz suave pero cargada de inquietud.
—Es que... no puedo dejar de sentir su mano en mi piel. No importa cuánto me lave, sigue ahí —dije, mi voz quebrándose.
Scott entendió sin necesidad de más palabras. Alejó la esponja de mi mano y se acercó, tomándome de la cintura. Me besó con ternura, sus labios transmitiendo consuelo y amor. Sus labios se movieron lentamente contra los míos, buscando aliviar mi dolor y borrar las malas sensaciones. Sentí su calidez, su amor, y dejé que me envolviera.
Luego, sus besos comenzaron a bajar por mi cuello. Sus labios rozaron mi piel, dejando una sensación de calma y seguridad en su camino. Sus besos eran suaves y firmes a la vez, cada uno una promesa de que estaba conmigo, que no permitiría que nadie más me hiciera daño. Cuando llegó a mis clavículas, sus besos se volvieron más intensos, más profundos. Sentí cómo su lengua rozaba mi piel, enviando escalofríos de placer por mi cuerpo.
—No dejes que él tenga poder sobre ti —susurró contra mi piel, sus palabras un recordatorio de que no estaba sola en esto.
—Scott, yo... —traté de decir algo, pero me faltaban las palabras. Mis emociones estaban revueltas, entre la angustia y el alivio.
Scott continuó bajando sus besos por mi cuerpo, hasta llegar a mis pechos. Sus labios recorrieron la piel sensible de mis senos, dejando un rastro de fuego y ternura. Me estremecí bajo su toque, sintiendo cómo su amor y su apoyo borraban cualquier rastro de la incomodidad que Theo había dejado en mí.
Sus manos no dejaban de acariciar mi piel, cada toque era una promesa de protección y amor. Se inclinó hacia mi costado, donde estaba el tatuaje, y besó suavemente la piel enrojecida por la fricción. Sus labios se movieron con cuidado sobre el tatuaje, dejando una sensación de alivio y consuelo. Su tacto era tibio, agradable, muy diferente al de Theo.
—Estoy aquí contigo, Hannah. Nadie más puede tocarte de esa manera. No dejaré que te haga daño —dijo, mirándome a los ojos con una intensidad que me hizo sentir segura.
Lo abracé con fuerza, sintiendo cómo su amor y apoyo me envolvían. En ese momento, supe que, con Scott a mi lado, podría superar cualquier cosa. Sentí cómo la angustia y la incomodidad se desvanecían, reemplazadas por la calidez y el alivio que solo Scott podía brindarme.
—Gracias, Scott. No sé qué haría sin ti —dije, mi voz apenas un susurro.
—No tienes que hacerlo sola, Hannah. Siempre estaré aquí para ti —respondió, sosteniéndome con firmeza.
Nos quedamos así un rato, bajo el agua caliente, dejando que el amor y el apoyo de Scott borraran cualquier rastro del tacto de Theo. Cuando finalmente nos separamos, me sentí más ligera, como si un peso se hubiera levantado de mis hombros. Scott me sonrió, una sonrisa llena de amor y promesas de un futuro mejor.
—Vamos a descansar, cariño. Mañana será un nuevo día —dijo, tomando mi mano y llevándome fuera de la ducha. Lo detuve, sosteniendo su brazo.
—No vamos a ir a ningún lado —enrollé mis brazos en su cuello y lo miré a los ojos—. Ámame —le guiñé un ojo.
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AMHES
Fiksi PenggemarDos adolescentes, sin saberlo, comparten un vínculo trascendental: en una vida pasada, fueron amantes y padres de la diosa de los lobos, Ahmes. A medida que el destino los empuja a revivir esa conexión en la época actual, descubren sus roles divinos...