Capítulo ciento setenta y dos "La gran boda"

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Unos meses después de mudarnos a Los Ángeles, cuando todo parecía fluir de la mejor manera, decidimos con Scott que era hora de dar el siguiente paso: casarnos. La emoción me envolvía mientras pensaba en el futuro que teníamos por delante.

Me encontré organizando todo, desde los detalles más pequeños hasta los más importantes, y cuando quise darme cuenta, ya estaba en mi habitación, lista para arreglarme para la gran noche. La ceremonia se llevaría a cabo en el bosque, bajo la luz de la luna, un lugar que siempre había sido especial para nosotros.

—¡Han! —Lydia irrumpió en mi habitación, seguida de Malia, ambas vestidas con elegancia, listas para ayudarme a prepararme. La pelifresa llevaba su característico brillo y coyote sonreía con esa energía contagiosa que siempre la acompañaba.

—¡Chicas! —respondí con una sonrisa nerviosa—. ¡No puedo creer que finalmente esté aquí!

Lydia se acercó a mí, con una mirada de complicidad—. Sabía que llegaría este día. Scott y tú son perfectos el uno para el otro. Ahora, ¡vamos a hacerte lucir espectacular!

Malia se unió a la conversación, moviendo sus manos con entusiasmo—. Sí, ¡estás a punto de convertirte en una esposa! Esto es tan emocionante. ¿Tienes nervios?

—Un poco —admití, sintiendo cómo la ansiedad se mezclaba con la alegría—. Pero sobre todo, estoy emocionada. Quiero que todo sea perfecto.

La banshee tomó un cepillo y comenzó a peinarme—. Todo saldrá bien, y si no, ¡siempre habrá un plan B! Además, tenemos que hacer que Scott se quede sin aliento cuando te vea.

—Eso es lo que quiero —dije, sonriendo mientras me imaginaba su reacción—. Aunque estoy segura de que llorará.

Malia se rió—. ¡Definitivamente! Scott no puede evitarlo. Y con esta ceremonia mágica, ¡más le vale!

Lydia me miró en el espejo—. Ahora, mantén la calma. Vamos a hacer magia.

Mientras Lydia trabajaba en mi cabello, Malia se encargaba del maquillaje. Me miré en el espejo y me sentí un poco más tranquila. La idea de dar este paso con Scott me llenaba de felicidad.

—¿Y Melody? —preguntó Malia, mientras aplicaba un poco de rubor en mis mejillas—. ¿Dónde estará durante la ceremonia?

—Estará con Melissa y Stiles. Quiero que disfruten el momento, pero también quiero que lo celebren con nosotros después —respondí, imaginando a Melody  corriendo feliz en el bosque.

Lydia terminó de peinarme, recogiendo mi cabello en un elegante moño con algunas ondas sueltas—. ¡Listo! Ahora, el maquillaje.

Me sentía como una reina, mientras Lydia se aseguraba de que cada detalle estuviera en su lugar.

—Esto va a ser mágico —dijo la castaña, mientras terminaba de aplicar el brillo en mis labios—. No olvides respirar.

—Intentaré hacerlo —bromee, sintiendo cómo la emoción crecía en mi interior.

Finalmente, el momento llegó. Miré a Lydia y Malia con gratitud—. Gracias, chicas. No podría haberlo hecho sin ustedes.

—¡Es tu día! —dijeron al unísono, y me abrazaron.

Al mirarme en el espejo una última vez, me sentí lista. Con el corazón latiendo con fuerza y la emoción iluminando mi rostro, supe que estaba a punto de vivir uno de los momentos más importantes de mi vida.

Luego de que Lydia y Malia terminaran con el maquillaje y el peinado, me ayudaron a ponerme el vestido. Era una hermosa creación de encaje y gasa, con un escote delicado y una falda que caía en suaves pliegues. Cuando finalmente me miré al espejo, lo que vi me dejó sin habla.

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