Capítulo setenta y siete "Mas de lo que las palabras pueden expresar"

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-vamos, tenemos un exámen -dije tras separarnos.

Cuando íbamos por el pasillo hacia el salón Kira se interpuso en nuestro camino, tuve que abstenerme en no decir o hacer algo de lo que luego podría arrepentirme.

-Scott ¿Puedo hablar contigo? -me miró de reojo -en privado. -alcé una ceja. -no te ofendas es que...

-resoplé -olvídenlo -solté la mano de Scott con brusquedad y me alejé de allí.

-Hannah...

Decidí ir al salón de clase a esperar a Scott, quién llegó unos cuantos minutos después casi al mismo tiempo que el profesor.

-Hola cariño -intentó besarme pero voltee el rostro sintiendo como sus labios impactaban en mi mejilla. -¿Esto tiene que ver con...la bebé? Ya sabes, algo hormonal.

-quizás -murmuré.

-genial.

Hicimos el exámen y como era la última materia pues estaba dispuesta a salir directo a mi casa pero, recibí un mensaje de Melissa. Al parecer había encontrado una pareja interesada en adoptar a Melody y había programado una cita para hoy dentro de unos cuantos minutos por lo que fui al hospital.

-hola Annah -Melissa me dio un corto abrazo que correspondí -pasa, es por aquí -me llevó a un consultorio no muy lejos de la recepción.

-Mel...tengo miedo -admití -todo esto del embarazo me tiene a flor de piel.

-es normal, creeme, cuando estaba embarazada de Scott volví loca a Raphael y a todo aquel que tuviera cerca -rió -y ni te digo de cómo me encontraba emocionalmente.

-¿Eras inestable? Porque creo que yo lo estoy siendo...y siento que estoy comenzando a cansar a Scott. -bajé la mirada apenada.

-ay cariño, no creo que puedas cansar a mi hijo -sonrió -él te ama más que a nada en este mundo.

-¿Enserio? -los ojos se me pusieron lagrimosos. -yo también lo amo...demasiado -lloré, Melissa me abrazó consolandome. -gracias Mel, no podría hacer esto sin una figura materna como tú.

-de nada, cariño, estoy aquí para ti siempre que lo necesites.

Limpié mis lágrimas y entramos al consultorio de una pareja de nomas de 30 y tantos largos nos esperaban pacientes.

-Buenas tardes -sonreí -Soy Hannah.

-buenas tardes, somos Betty y James Baker -los presentó la señora. -es un gusto.

-igualmente -asentí.

-¡Dios mío! ¿De cuantos meses estás?

-miré a Melissa un tanto nerviosa mientras mentalmente hacía cuentas -estoy de cuatro meses y medio, en una semana entro al quinto mes.

-pero si ni se te nota -acaricié mi vientre haciéndolo apenas notable. -si, no tengo mucha panza.

-¡es adorable! -exclamó el señor -¿Ya sabes el sexo?

-es una niña -suspiré -am...no sé si Melissa les comentó pero, hay una condición para que puedan tener a mi bebé y es dejarle el nombre, que el padre y yo, le pusimos.

-no es problema...¿Cómo se llama?

-Melody...Narah -bajé la mirada.

-¡me encanta! ¿Qué piensas tú, Jamie?

-si, me gustan esos nombres -asintió.

-perdona que sea tan indiscreta pero, ¿Cuántos años tienes, querida?

-am...tengo dieciséis -respondí avergonzada.

-¡pero si eres una niña! Y...el padre ¿Te obligó o...?

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