Capítulo ciento diez "¿Es esta vida?"

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El momento finalmente había llegado. Scott llegaría en cualquier minuto para nuestra primera cita oficial. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, una mezcla de emoción y nervios. Melody me había dado un último abrazo antes de irse con las chicas para pasar la noche con Stiles y los demás.

Unos minutos después, escuché el timbre de la puerta. -Ya está aquí - susurré, más para mí misma que para nadie más. Me dirigí hacia la puerta con una sonrisa nerviosa y la abrí.

Scott estaba allí, vestido con una camisa celeste y unos jeans oscuros, luciendo increíblemente guapo. Sus ojos se iluminaron al verme. -Annah...- murmuró, sin poder ocultar la admiración en su voz.

-Hola, Scottie -respondí con una sonrisa, sintiendo el calor en mis mejillas.

-Te ves... increíble -dijo, dando un paso hacia adelante, todavía sin apartar la mirada de mí.

-Gracias -dije, mi voz apenas un susurro. -Tú también te ves muy bien.

Scott extendió su mano hacia mí y la tomé, sintiendo un cosquilleo familiar recorrer mi brazo, me acercó a él y besó suavemente mis labios, se separó lentamente de mí -¿Lista para nuestra primera cita? -preguntó, su sonrisa cálida y llena de emoción.

-Más que lista -respondí, sintiendo que todo el nerviosismo se desvanecía al estar a su lado.

Scott condujo el Jeep que Stiles amablemente le prestó para la ocasión, por las tranquilas calles de Beacon Hills, y noté que nos dirigíamos hacia el departamento de Derek. Mi curiosidad aumentó con cada minuto.

-¿Qué estamos haciendo aquí? -le pregunté, mirándolo con una sonrisa intrigada.

-Es una sorpresa -respondió, guiñándome un ojo. -Confía en mí.

Deslizó la puerta para que pasáramos y luego para cerrarla detrás, todo estaba oscuro, no había indicios de que alguien estuviese aquí, más que nosotros. -no parece que Derek esté en casa -comenté lo más obvio.

-no está -afirmó.

-entonces, ¿por qué vinimos aquí primero?

-ya verás -dijo con emoción mientras dábamos unos pasos más adentro.

-no veo nada -reí -sí recuerdas que la oscuridad no es mi amiga ¿verdad? -tomé su mano con fuerza.

-Relájate, estando aquí conmigo no hay nada en la oscuridad que pueda dañarte.

-lo dice el hombre lobo -bromee.

-este lobo no es capaz de hacerte daño -me abrazó con ternura y besó mi cabeza.

-¿Puedes encender la luz?

-de hecho necesito que tú hagas eso -admitió.Su mano sujetó la mía llevándola con cuidado hacia un foco qué estaba frente a nosotros -haz magia -murmuró.

Dejé que mi magia fluyera hasta la punta de mis dedos. Una chispa de energía creada por mí encendió el foco, y para mi sorpresa, no solo ese foco se iluminó, sino que todo el departamento se llenó de una cálida y mágica luz.

Scott, con una sonrisa tímida, me miró esperando mi reacción. -¿Lo hice bien? -preguntó, su voz llena de una mezcla de nervios y esperanza.

Sonreí, sintiendo un calor en mi pecho que solo él podía provocar. -Para ser nuestra primera cita real... es un buen comienzo -Mis ojos recorrieron su rostro, notando cada pequeño detalle que había extrañado tanto.

Mis labios se curvaron en una sonrisa mientras miraba sus labios y luego sus ojos, perdiéndome en la profundidad de su mirada.Scott dio un paso hacia mí, y sin decir una palabra más, cerré la distancia entre nosotros. Nuestras respiraciones se entrelazaron por un momento antes de que nuestros labios se unieran en un beso suave y profundo.

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