AMHES

Capítulo ciento ocho "Pánico"

Me levanté temprano aquella mañana, con la emoción palpable en el aire. Miré a Melody, quien aún dormía plácidamente con sus rizos negros esparcidos sobre la almohada. La idea de llevar a mi hija a ver la Estatua de la Libertad había estado rondando mi mente desde hacía semanas, y finalmente había decidido que hoy era el día perfecto para hacerlo. De paso podíamos despejar la mente de lo ocurrido con Andrew.

Después de preparar un desayuno rápido pero nutritivo, me acerqué a la cama de mi pequeña y le di un suave beso en la frente para despertarla.

—Melly, cariño, ¿estás lista para hacer algo especial hoy? —susurró con cariño.

Melody parpadeó, un poco confundida al principio por ser despertada tan temprano, pero su rostro se iluminó al escuchar mis palabras. —¿Algo especial? ¿Qué vamos a hacer, mamá? —preguntó con entusiasmo mientras se restregaba los ojos.

Sonreí ampliamente. —Vamos a ver la Estatua de la Libertad, mi amor. ¿Te gustaría eso?

Los ojos de Melody se abrieron de par en par y una gran sonrisa adornada con un par se preciosos hoyuelos se extendió por su rostro. —¡Sí, sí, sí! ¡Quiero ver la Estatua de la Libertad! —exclamó, casi saltando de la cama de la emoción.

Después de vestirnos rápidamente y asegurarnos de tener todo lo necesario para un día emocionante en la ciudad, ambas salimos de nuestro apartamento en Brooklyn. Caminamos juntas hacia la estación de metro más cercana, donde tomamos un tren que nos llevaría directamente a Battery Park.

Durante el viaje en metro, Melody no dejaba de hacerme preguntas sobre la Estatua de la Libertad: cómo era, por qué era importante, y si podrían subir hasta la corona. Respondí pacientemente a cada una de las preguntas de mi hija, disfrutando de la curiosidad y el entusiasmo en sus ojos.

Finalmente, llegamos a Battery Park y salimos a la brillante luz del sol matutino. Desde allí, pudimos ver a lo lejos la imponente figura de la Estatua de la Libertad erguida majestuosamente sobre la isla de Liberty Island.Melody se agarró firmemente de mi mano mientras caminabamos hacia el ferry que las llevaría a la isla.

—¡Mira, mamá, es enorme! —exclamó, señalando hacia la estatua.

Asentí con una sonrisa. —Sí, lo es. Y representa muchas cosas importantes para mucha gente. Hoy, es un símbolo de nuestra libertad y la oportunidad de aprender sobre nuestra historia juntas.

Melody asintió, absorbiendo cada palabra con admiración mientras contemplabamos la estatua acercarse más y más a medida que el ferry se acercaba a la isla. —Gracias por traerme aquí, mamá —dijo suavemente mientras miraba la estatua con asombro.

La abracé con ternura. —De nada, cariño. Hoy es un día especial para nosotras. Y recuerda, siempre puedes soñar en grande y perseguir tus propios sueños, igual que la Estatua de la Libertad nos recuerda la importancia de la libertad y la esperanza.

Mi pequeña.asintió con una sonrisa, sintiéndose inspirada y emocionada por lo que el día aún les deparaba.
Estando en la isla, en medio de la multitud, noté a Andrew siguiéndonos con su mirada penetrante.

—Melody, cariño, ¿te gustaría ver la ciudad desde arriba? —le pregunté, tratando de mantener la calma mientras planeaba cómo enfrentarme a él.

—¡Sí, mami! ¿Podemos subir allí? —respondió emocionada, señalando la torre de observación.

Aprovechando que Melody estaba distraída observando el horizonte, me acerqué a Andrew con decisión. Sus ojos se encontraron con los míos con sorpresa.

—Andrew, ¿qué estás haciendo aquí? —le pregunté directamente, sintiendo una mezcla de molestia y curiosidad. —¿nos estas siguiendo, acaso?

Él titubeó un momento antes de responder.