Capítulo ciento cincuenta y cinco "La propuesta"

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El último día de clases llegó con un aire de nostalgia y emoción. Los pasillos de la escuela estaban llenos de estudiantes animados, y el murmullo de las conversaciones sobre la graduación y el baile de fin de curso era incesante. La atmósfera estaba cargada de anticipación, pero para mí, había una nota de inquietud.

Mis amigas y yo estábamos reunidas caminando por los pasillos, hablando sobre los planes para la noche de graduación. La conversación giraba en torno a los vestidos, las propuestas y, por supuesto, los bailes. Pero en medio de todas las conversaciones, había un tema que no podía dejar de rondar en mi mente: Scott.

Desde que comenzaron los preparativos para el baile, había escuchado a casi todos los chicos proponerle a sus parejas, y aunque era algo esperado y tradicional, el silencio de Scott era notorio. Las propuestas se sucedían y, a pesar de mis esperanzas, no había escuchado ninguna invitación de su parte.

—Adivinen qué —dijo Lydia de repente, su tono rebosante de emoción. Malia y yo nos detuvimos, volviendo nuestra atención hacia ella.

—¿Qué? —preguntó Malia, frunciendo el ceño, aunque su curiosidad era evidente.

Lydia se detuvo en medio del pasillo, una sonrisa de satisfacción extendiéndose por su rostro. Su energía era contagiosa, y no pude evitar sentirme intrigada.

—Déjame adivinar, ¿tiene que ver con el baile de graduación? —dije, siguiéndole el juego con una sonrisa de complicidad.

Lydia asintió, sus ojos brillando.

—¡Sí! —respondió, casi dando un saltito de emoción.

De repente, me di cuenta de lo que estaba a punto de decir, y mis ojos se abrieron con sorpresa.

—¿Stiles te pidió que fueras su pareja? —pregunté, viendo cómo Lydia asentía con entusiasmo, su sonrisa se ensanchaba aún más.

—¡Sí! ¡Estoy tan feliz! —exclamó Lydia, girando con gracia sobre su eje, como si estuviera en una nube. Era raro verla tan emocionada, tan abierta. Lydia, siempre tan segura y controlada, ahora irradiaba pura alegría.

—¡Eso es increíble, Lydia! —dije, sinceramente feliz por ella. Pero a medida que la emoción de Lydia llenaba el aire, un pequeño nudo de ansiedad se formó en mi estómago. Si Stiles ya le había pedido a Lydia ser su pareja, ¿por qué Scott no había hecho lo mismo conmigo?

Lydia, siempre perceptiva, notó el cambio en mi expresión y su sonrisa se suavizó.

—¿Y tú? —preguntó, con una ceja arqueada—. ¿Scott ya te hizo la propuesta?

Sentí que un nudo apretaba mi garganta. Bajé la mirada, intentando sonar despreocupada.

—No, todavía no —admití, encogiéndome de hombros—. Pero no importa, en realidad ni siquiera tenía tantas ganas de ir al baile.

Trataba de sonar convincente, pero ni yo misma me creía mis palabras. Lydia y Malia intercambiaron una mirada significativa, pero antes de que pudieran decir algo, un sonido inusual llenó el pasillo.

"¡Probando, probando! ¡Hola, hola! ¿Me escuchan?"

Reconocí de inmediato la voz de Melody a través de los altavoces de la escuela, su tono agudo y alegre resonando por todas partes. Mi corazón dio un vuelco al escucharla, y miré a mi alrededor, confundida. ¿Qué estaba haciendo mi hija usando los altavoces de la escuela?

Lydia sonrió con picardía y señaló hacia una de las bocinas que colgaba del techo.

"Hola, soy Melody McCall, y tengo algo muy importante que decir..."

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