Finalmente llegamos al hospital, y desde el primer momento pude sentir la tensión en el aire. El lugar estaba lleno de luces frías y el constante murmullo de pasos apresurados y voces apagadas. El tiempo parecía ir más lento. Cada segundo, cada latido de mi corazón, me recordaba que estábamos a la espera de noticias sobre dos personas que amaba con todo mi ser: Melissa y Melody.
Cuando vi a los médicos llevar a Melissa hacia el quirófano, mi estómago se hundió. Sabía que era grave, pero trataba de no pensar en lo peor. Internamente rogaba por un milagro, por cualquier cosa que pudiera salvarla. La bala había afectado algo importante, y la cirugía era inevitable. Melody también necesitaba entrar a quirófano, aunque Scott había logrado quemar el wolfsbane, la bala seguía alojada en su pequeño cuerpo. Esa imagen me atormentaba: mi hija, tan pequeña, tan frágil, luchando por su vida en una fría sala de hospital.
—Van a estar bien, ¿sí? —murmuré, mi voz apenas un susurro mientras me dirigía hacia mi novio, que estaba sentado en la sala de espera. Mi padre estaba ahí también, un pilar silencioso de apoyo. Estaba allí como sheriff, pero también como padre, abuelo, y suegro. Su presencia me ofrecía un pequeño consuelo, aunque el miedo se aferraba a mí como una sombra que no me dejaba respirar.
Scott no dijo nada al principio. Lo miré, sus manos estaban fuertemente agarradas, y se encontraba levemente inclinado hacia adelante, su mirada fija en las puertas del quirófano. Conocía bien esa postura. Estaba escuchando, con su oído de lobo, intentando captar cada detalle de lo que sucedía en la sala de operaciones. Yo misma quise hacerlo, pero me aterraba lo que pudiera oír. ¿Y si escuchaba algo que no quería saber? ¿Y si las noticias eran malas? Sin pensarlo dos veces apoyé mis manos sobre su agarre.
—Tienen que estar bien —dijo finalmente, su voz rota, apenas un susurro.
Sentí que mi corazón se rompía más con cada segundo que pasaba. —Mi bebé... —mi voz también se quebró—. Tan pequeñita y luchando por su vida... todo por unas personas que no nos dejan vivir en paz.
—¿Personas? —intervino Malia, que hasta entonces había permanecido en silencio, sentada a nuestro lado—. No son personas, son monstruos. Ellos son los verdaderos monstruos aquí.
Scott, que había estado inmóvil hasta ese momento, respiró hondo y se relajó ligeramente, abriendo el agarre de sus manos y tomando la mía entre las suyas. Conectamos la mirada, y asintió, dándome un poco de esperanza. Pero el peso en mi pecho seguía ahí.
—Mi madre está fuera de peligro —admitió, con una mezcla de alivio y cansancio—. La cirugía fue un éxito.
—Eso es genial, amor —traté de sonreír, pero no pude. La preocupación por mi hija seguía consumiéndome, apretando mi pecho como una garra invisible. —¿Y Melody?
Vi cómo su postura cambió de nuevo. Sus hombros se tensaron, y sus ojos, llenos de lágrimas, me hicieron temer lo peor. Sentí que el aire se escapaba de mis pulmones.
—Scott... ¿y Melody? —pregunté de nuevo, pero esta vez mi voz era apenas un murmullo cargado de terror.
Él abrió la boca, pero no pudo hablar. Fue Malia quien finalmente rompió el silencio con una voz baja y tensa. —Entró en paro —dijo.
—¿Qué? —Mi mente no pudo procesar lo que acababa de escuchar. Sentí que el mundo se desmoronaba bajo mis pies. El hospital, las paredes, las luces, todo se volvió borroso mientras la desesperación me dominaba. Me puse en pie de golpe, como si ese solo movimiento pudiera hacer algo, cualquier cosa, para ayudar a mi hija. —¡No! —grité, corriendo hacia las puertas dobles que conducían a los quirófanos.
Scott me alcanzó antes de que pudiera entrar. Sentí su mano firme tirando de mí hacia atrás. Luché contra él, golpeando su pecho, empujándolo, tratando de liberarme. —¡Déjame ir! —grité entre sollozos—. ¡Quiero estar con mi bebé!
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AMHES
Fiksi PenggemarDos adolescentes, sin saberlo, comparten un vínculo trascendental: en una vida pasada, fueron amantes y padres de la diosa de los lobos, Ahmes. A medida que el destino los empuja a revivir esa conexión en la época actual, descubren sus roles divinos...