Poco después Steve nos dijo a mí a y a Poppy. que podíamos irnos a casa temprano. Di una patada a una pidra mientras caminaba por el aparcamiento. Levanté la mirada del suelo, con los ojos viajando perezosamente por los coches. No tenía coche, así que me veía obligada a ir en autobús.
Mi respiración se enganchó en la garganta al ver un vehículo negro familiar. Giré mi cabeza. La alta figura de Justin se encontraba justo frente a mí. Una sonrisa adornaba su rostro.
- ¿Necesitas que te lleve?
- Yo...
- Vamos.
Agarró mi mano empujándome hacia el coche. No tuve tiempo de protestar. fruncí el ceño, hundiendo los talones en el suelo obligando a cesarr a Justin en sus movimeintos.
- ¿Qué te pasó en la mano?
Moví mi pulgar suavemente por sus nudillos, los pequeños cortes parecían frescos. Levanté la vista hacia él, que miraba fijamente mis acciones.
- Nada. - respondió.
Estaba mintiendo. Intentó quitar su mano, pero yo seguía trazando sus largos dedos. Me acerqué a él mientras observaba atentamente cada uno de mis movimientos.
- Justin, ¿qué...?
- __, déjalo. - me interrumpió.
Había pegado a Steve, lo sabía.
- Métete en el coche. - demandó agresivamente.
Me estremecí mientras le miraba. Solté la mano de Justin. Con urgencia, volví a despegar en una carrera a través del aparcamiento. Corrí alrededor de los grandes coches. Mi ritmo cardíaco aumentó cuando miré hacia atrás, Justin estaba justo detrás de mí.
Gemí cuando una enorme mano se adhirió a mi muñeca, evitando que me escapara. Me empujó hacia él. Entonces, mi mano voló hacia su cara. Era la segunda vez desde que lo había conocido que lo abofeteaba, y por el aspecto de su cara, no estaba feliz. Sus ojos mieles se estrecharon hacia mí.
Grité mientras sus cálidas manos se colocaron en mis caderas. Después me levantó y me arrojó sobre su hombro. Le golpeé en la espalda, en un intento de forzar mi libertad. Pero no lo hizo. Haciendo caso omiso de mis protestas, cruzamos el aparcamiento.
- ¡Justin!
Agarré su camiseta entre mis dedos.
- ¡Bájame!
Unos segundos más tarde, me bajó de su hombro y me colocó frente a él. Se acercó, instintivamente me moví de nuevo, sólo para que mi cuerpo chocara contra su coche.
- Le pegaste. - acusé.
- Sí. - respondió casualmente.
Su respuesta fue casi burlona. Quería que tomara represalias.
- ¿Por qué lo hiciste?
- Se interpuso en mi camino. - su voz era ronca.
No dije nada. ¿Qué podía decir?
- Métete en el coche.
Cogió mi muñeca pero me aparté. En lugar de luchar contra mí, abrió la puerta del coche y esperó a que me subiera. Me dirigí a la puerta, manteniendo la distancia entre nosotros tanto como fuera posible.
El camino a casa estuvo en silencio. Eché un vistazo a Justin. Sus manos agarraban con fuerza el volante, su mandíbula estaba tensa mientras miraba a la carretera. Minutos después, llegamos a mi casa.
- Te recogeré a las nueve de la mañana.
Ni siquiera me miró. ¿Por qué se enfadaba conmigo? Yo no era la persona a la que había pegado. Le miré, recordándome su mal genio y que probablemente debería dejar de hacerlo enojar. Me desabroché el cinturón y esperé a que Justin abriera la puerta. Una vez abierta, pasé por su lado rápidamente.
- __.
Me giré al tiempo que cogió mi mano. Me sorprendió cuando se inclinó a mí y me dio un beso suave en la mejilla. Sus mechones me hicieron cosquillas en la piel.
- Nos vemos mañana.
Le di una pequeña inclinación de cabeza. Y se encaminó a su coche.