Él me escuchó. Sus labios estaban inmóviles mientras procesaba mis palabras. El cuerpo de Justin parecía tensarse sobre mí, sin estar muy seguro de su siguiente movimiento. Mis dedos se deslizaron entre sus mechones, enrollándolos y guiando su cabeza lejos de la curva de mi cuello suavemente. Nuestras respiraciones eran pesadas mientras su frente descansaba en la mía. Mi corazón latía en mi pecho, los preciosos ojos de Justin se filtraban en los míos.
- Justin.
No era ingenua al hecho de que Justin había tenido sexo antes, esa información era vidente. Su conocimiento y experiencia me intimidaba mucho mientras que yo no tenía indicios de la mayoría de los actos bajo el título sexo. Excepto hacer el amor. No estaba muy segura de que se hubiera entregado a algo tan remotamente profundo. Y por su postura casi endurecida mis pensamientos eran correctos. Esta sería la primera vez que de hecho significase algo para él. Quería que me hiciera el amor, quería ese tipo de conexión intima con Justin. La conexión que tenían sólo los amantes; poner mi confianza en él y él en mí.
Se veía casi aterrado mientras me contemplaba. Sus ojos muy abiertos y ardientes.
- ¿Estás segura? - la voz de Justin era ronca mientras me miraba desesperadamente.
Le di un pequeño asentimiento. Mi toque se deslizó de sus mechones mientras se movía despacio. Giré mi cabeza a un lado, mirando sus labios hacer un mohín, soplando las velas una a una. Ahora la única luz que era emitida era la luna llena que colgaba alta en el cielo negro. Los rayos se filtraban entre los altos árboles en el final del jardín.
Le observé con asombro. Los rayos de la luna iluminaban la cara de Justin de una forma que me dejaba sin aliento. Era tan hermoso. Un beso fue presionado en la esquina de mi ojo, sus largas pestañas acariciaban contra mi mejilla mientras se apartaba.
Le contemplé intensamente cuando se puso de pie, extendiendo su mano hacia mí. La apreté antes de que Justin me levantara para situarme en frente de él. La pequeña flor cayó al césped, mis dedos tiraron de mi camiseta hacia abajo antes de entrelazarlos con los de Justin. Su toque era muy cálido mientras caminábamos hacia la puerta trasera de mi casa. Pero me detuvo cuando alcancé el picaporte. Mis ojos se cerraron mientras se inclinaba hacia abajo, nuestros labios se unieron en un beso inocente, su nariz se frotó dulcemente contra la mía. El gesto me hizo sonreír tímidamente. Nos apartamos segundos más tarde, Justin me guiaba dentro de la casa, cerrando la puerta tras nosotros.