capitulo 103

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No sabía muy bien qué hacer, no podía cancelar la llamada. El sonido de mis amigas saludándolo podía oírse a través del pequeño espacio entre el pasillo.


- Así que Justin, ¿qué haces para ganarte la vida? - fue la primera pregunta que hizo Zoe.


Tomé la satisfacción de saber que mis amigas lo harían pasar peor. Se lo merecía después de la situación en la que me acababa de meter. Una voz trajo mi atención al móvil que actualmente sostenía en mi mano derecha.


- ¿Justin? ¿Estás ahí?


Puse el dispositivo a mi oído.


- Oh, eh, hola, es... Soy ____... la novia de Justin. - tartamudeé.


- Oh Dios mío, oh Dios mío, ¡mamá!


Me estremecí un poco, sosteniendo el móvil lejos del lado de mi cabeza mientras Jazzy seguía llamando a su madre. Lo puse a mi izquierda mientras se dirigía a mí de nuevo.


- Hola ____, ¿estás ahí?


- Sí, estoy aquí. - sonreí.


- Mi madre no está, así que sólo me tienes a mí. Esto es tan emocionante, he estado molestando a Justin por siglos para conocerte. Supongo que esto no es realmente conocerte bien, pero es la siguiente mejor cosa. ¿Está ahí ahora? Así puedo hablar con vosotros dos.


- Oh no, está siendo interrogado por mis amigas. - bromeé.


Jazzy se rió. Me había acordado de Justin diciendo cómo Jazzy fue siempre parlanchina, nunca hubo un silencio incómodo cuando estabas ante su presencia.


- Hay tantas cosas que quería decirte y preguntarte, pero ahora que te tengo mi mente se ha quedado en blanco. - admitió.


- Eres exactamente cómo Justin te describió. - sonreí.


Yo había sido informada de los gestos emocionados de su hermana, incluso en las cosas más simples.


El alivio en el rostro de Justin cuando me vio entrar en la sala de estar fue casi como para enmarcarla. Él se puso de pie de inmediato, acercándose. Un beso fue presionado en mi mejilla antes de que él se trasladara a toda prisa detrás de mí. Me di cuenta de sus mechones despeinados, una indicación visual evidente de su nerviosismo y la forma en que repetidamente había pasado sus dedos a través de ellos.


Un brazo rodeó mi cintura, mi espalda pegada a su parte frontal, casi usándome como un escudo humano. Volqué la cabeza, dándole un beso en el cuello.


- Tu hermana me habló de España. - susurré.


Sus ojos se abrieron, su agarre se apretó. Solté una carcajada antes de mirar a mis amigas.


- ¿Alguien quiere un trago?


Hubo unos pocos gestos de asentimiento, mis dedos quitando el brazo de Justin de mí antes de acercarme a la puerta. Ya en mis talones, me persiguió a la cocina.


- Ella no tiene filtro. - murmuró para si mismo.


Me reí, alcanzando y sacando un par de copas de la alacena mientras él se apoyaba en el mesón.


- Creo que fue muy gracioso. ¿Por qué estabas nadando desnudo de todos modos?


- Era la mitad de la noche y yo estaba hirviendo.


Jazzy y yo habíamos tenido una conversación muy entretenida, que principalmente consistió en derramar la totalidad de historias embarazosas de Justin. Una de mis favoritas era sus vacaciones en familia en España con su madre.


- Todavía no la he perdonado por robar mi traje de baño y una toalla.


Yo había comprendido que su hermana secretamente lo había seguido a la piscina, tomando la única prenda de Justin y llevándosela a su habitación, dejándolo con la delicada tarea de negociar el viaje hasta el piso diecisiete desnudo.


- Hubiera estado bien si no fuera por la incómoda experiencia del ascensor.


Suspiró al pensarlo.


- Oh Dios mío, cuéntame. - me reí.


- No, de ninguna manera. - negó con la cabeza con una determinación única. Jugó nerviosamente con uno de los botones de su camisa antes de que su cabeza se levantara. - Hay una fiesta. La próxima semana en la casa de Hayley. - dijo Justin, tratando de cambiar de tema. - Bueno, yo uso el término casa vagamente.


- ¿Vas a ir? - sonreí, vertiendo el líquido en las copas.


Lo noté asentir.


- Y tú también. - hizo una pausa. - Umm, si quieres.


Mi cabeza se volcó para verlo mirándome, con los ojos curiosos fijos en los míos.


- Me encantaría.


La sonrisa que llevaba iluminó su rostro, hoyuelos profundos apareciendo en sus mejillas.


- Genial... ah... Y no me dejes solo con tus amigas otra vez. - añadió con cautela.


Justin se movió en sus pies, mirando hacia la puerta. Si yo no le conociera bien, podría decir que parecía un poco asustado.


- ¿Por qué? - cuestioné, colocando la botella a un lado.


- Me pidieron que me quitara la camisa para demostrar que era un entrenador de boxeo.


- Oh mi Dios. - me reí.

A dark boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora