Mi mente estaba en todas direcciones, consumida en pensamientos eróticos inimaginables. Me aferraba a él, su largo protector cuerpo incorporaba todo lo que anhelaba en una pareja masculina. Su atlética construcción resultaba ser una encarnación de un dios idolatrado, fuerte, musculoso y decidido a hacerme completamente dueña de sus avances. Maldita sea, si él quería que yo lo atase, estaba prácticamente desarmada a negarme ante sus deseos.
La tela de mi chaqueta quedó atrapada en puños que no tenían intención de liberarme. Y yo no tenía ganas de su libertad, si eso significaba que Justin permaneciera sosteniéndome como si su vida dependiera de ello. Cuando las palabras “fo*llarte con mi lengua” cayeron de su bonita boca, me había convertido en dependiente de su estatura.
- Oh mi…
- Háblame sucio. – dijo densamente animado.
- Nunca he hecho eso. – admití ruborizada.
- Sólo dime lo que quieres hacerme, o yo a ti. – explicó Justin. - ¿Qué te gusta?
Antes de que mi mente captara, mi boca estaba formando palabras en su propia voluntad.
- Morder. – le espeté.
Él se rio suavemente, apretando mi cintura y girándonos ligeramente, por lo que su cuerpo bloqueó mi punto de vista de las personas irrelevantes, al igual que un edificio ocultando el sol, sólo que esta oscuridad era mucho más envidiable.
- ¿Dónde?
- En tus caderas.
- ¿Las mías? – declaró Justin con aire de suficiencia. - ¿Por qué?
- Quiero marcarte.
Sus caderas eran asombrosas, apretadas con un conjunto de líneas V hundidas en la carne suave y firme. Quería dejar puntuaciones en forma de media luna en su piel con las uñas antes de pronunciar con la boca sobre el área donde quería crear moratones borrosos en colores suaves.
- Quiero tocarte tanto. – admitió Justin sin aliento. – Ven conmigo. – fueron las palabras pronunciadas antes de que él tomara mi mano y me llevara hasta el jardín.
Fue una gran multitud de gente a través de la cual Justin me arrastró, la mano de Justin mantuvo una cierta autoridad mientras firmemente nos unía. Mis ojos estaban absorbiendo todo lo posible antes de que nos encontráramos con las escaleras y siguiéramos para descubrir una zona menos explorada de la casa.
- Muevanse
Un par de chicos manteniendo una conversación en la oscura alfombra donde los pasos fueron mostrados al apartarse a un lado, al parecer no dividiéndose con la suficiente rapidez para Justin. Yo les dije un rápido “lo siento” Pero el gesto producido era más como un chillido, mis pies dejando el suelo mientras me levantaba rápidamente sobre el chico estrella, sobre la alfombra que había en las escaleras.