Cuando no me moví, Justin agarró mi brazo y se inclinó para besarme. Me apresuré a girar la cabeza hacia un lado, sus labios carnosos hicieron contacto contra la mejilla en vez de su objetivo previsto. Él se apartó, sonriendo.
- Vamos.
Salí, cerrando la puerta. Entonces, me cogió de la mano entrelazando sus dedos con los míos. Su mano estaba caliente, si no me sintiera tan amenazada por él, el toque me habría tranquiliazdo. Cruzamos la carretera hasta llegar al coche negro. Abrió la puerta del pasajero.
- Sube, cariño.
Obedecí, temblando cuando cerró la puerta. Miré a mi alrededor. Era sorprendente que el coche estuviera tan limpio para ser un hombre. Observé cómo subía al coche y cerraba la puerta abruptamente. Me asustaba estar sola con él.
- No estés tan nerviosa, __. - sonrió.
Sus ojos mieles me miraron unos segundos, después se puso el cinturón. Hice lo mismo, poniendo mis ojos en él viendo cómo arrancaba el coche y ponía la marcha atrás. Me sonrió, guiñándome un ojo.
Tenía las mangas de su chaqueta remangadas hasta sus antebrazos. Se quitó algunos mechones de su frente, para mejorar la vista de la carretera. Sonrió y entonces me di cuenta de que me había pillado mirándolo. Miré hacia mis uñas negras, notando cómo un rubor trepaba hacia mis mejillas.
- ¿Cuántos años tienes? - pregunté en voz baja.
Le miré. Se volvió hacia mí un segundo antes de mirar hacia la carretera de nuevo.
- Diecinueve.
- Oh.
El resto del viaje fue bastante tranquilo, todo el tiempo me lo pasé mirando por la ventana. El sol se iba desvanecienco en el cielo al tiempo que nos deteníamos en el aparcamiento. Salté hacia atrás cuando Justin puso su mano en mi rodilla, pero lo detuve antes de que pudiera subir más. Se rió entre dientes profundamente, y luego retiró su mano.
- Ya llegamos.
Me desabroché el cinturón y me dispuse a abrir la puerta. Me asusté cuando vi que estaba cerrada. Tuve que esperar a que Justin abriera la puerta desde el exterior. No quería ni pensar en estar encerrada con él. No podía dejar de rehuir sus caricias mientras me ayudaba a bajar del coche. Una reacción que no paso desapercibida por él.
Doblamos una esquina y me di cuenta de que estábamos en el puerto. Seguimos caminando por el paseo marítimo hasta que detenernos frente a un restaurante. Justin levantó su brazo de mi hombro, miró hacia atrás cuando vio que no le seguía. Se acercó y posó sus dedos en la marca sobre mi cuello.
- Mmm, tal vez debería hacerte otro, sólo para que todos sepan que eres mía. - susurró.
- No.
Comencé a retroceder, pero cogió mi muñeca.
- Tal vez más tarde. - sonrió.
Justin dio su nombre al hombre y nos dirigió a una mesa en la parte trasera. Tenía la horrible sensación de que él había pedido esa mesa, así estaríamos más ocultos. Me senté frente a él, poniendo la chaqueta sobre el respaldo de la silla. La camarera nos entregó la carta, después tomo nota las bebidas.
Él seguía mirando el menú que nos ofrecieron, sin levantar la vista cuando me incliné para coger el móvil de mi bolso. Sostuve el menú frente a mí, escondiéndome cuando abrí el mensaje. Era de Zoe.
''¿Cómo te va? ¿Estás bien?''
Estaba a punto de responder cuando vi que me quitaban el menú de mis manos. Rápidamente, metí el teléfono en el bolso para encontrarme con la mirada oscura de Justin. Decidió no mencionar lo del teléfono y preguntó lo que quería en su lugar.
- No tengo hambre. - respondí sin rodeos.
- Escoge o escogeré por ti. - su tono mostraba molestia.
Me quedé en siencio mientras él llamaba a la camarera.
- ¿Puedo ofrecerles algo más? - preguntó cortésmente.
Estaba atemorizada a su alredor. Ella me dio una mirada de simpatía, casi como si supiera que estaba allí en contra de mi voluntad.
- No, gracias. - sonreí.
Entonces nos quedamos solos. Justin inclinó su cabeza ligeramente hacia un lado, con los ojos en mi cara.
- ¿Te asusto?
Estaba a punto de decirle que era una pregunta estúpida, pero me contuve. No tenía ganas de decirle que me asustaba enormemente. Estaba segura de que aquella información la utilizaría en mi contra. Aunque no veía cómo no podía darse cuenta del efecto intimidatorio que causaba en mí.
Mi silencio fue toda la confirmación que necesitaba. Sonrió. Su mano estuvo a punto de tocarme, pero entonces llegó la camarera con las bebidas. Le di las gracias por el agua. Muy pronto ella se fue dejándome sola con Justin otra vez.
- ¿Alguna vez alguien te tocó?
- ¿Q-qué? - contesté, confundida.
Él no dijo nada, pero me quedé sin aliento cuando posó su mano sobre mi rodilla por debajo de la mesa. Se rió de mi reacción. Se levantó rápidamente, y me sorprendí cuando empujó su silla hasta ponerla a mi lado. Su mano volvió a su posición anterior. Mi respiración se enganchó en mi garganta mientras sus caricias se deslizaban lentamente por mi muslo, me congelé. Justin miró fijamente cómo mi pecho subía y bajaba sin control. Agradecí a Dios no llevar vestido. Cuando sus manos rozaron mi entrepierna me levanté brucamente.
- Tengo que ir al baño. - dije.
Le oí reir mientras me alejaba hacia los baños. No había tenido tiempo siquiera de coger el bolso, tan sólo quería escapar.
- No tardes.
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