Había estado despierta durante media hora. No podía moverme porque el fuerte brazo de Justin me lo impedía. Todavía estaba apoyada sobre su pecho. Cada vez que intentaba moverme, inconscientemente él apretaba su agarre. Me reí mientras intentaba escapar por última vez. Justin dejó escapar un gruñido gutural. Me sorprendí cuando agarró mi cadera, girándome. Tenía los ojos cerrados, pero estaba despierto.
- __. - dijo con voz ronca.
Parpadeó un par de veces antes de mirarme. Había estado despierta pensando en la situación de Justin con su familia. Me dolía el corazón al pensar en lo que Justin y su familia habían vivido. Ningún cuerpo merecía ese trato. No podía dejar de pensar en Justin, ya que él se había culpado de los acontecimientos. Se sentía impotente, incapaz de detener a su padre.
- Justin.
Sus ojos mieles me perforaron. Me mordí el labio, tratando de formar las palabras. No tenía idea de cómo iba a reaccionar. Una parte de mí tenía miedo de que se enfadara, pero me obligué a hablar.
- Creo que debes hablar con tu madre.
Arrugó la frente, y una línea apretada en los labios. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que dijera algo, pero se quedó callado.
- Deberías llamarla. - dije en voz baja.
Soltó un suspiro de frustración mientras negaba con la cabeza. Puso las manos detrás de su nuca. Y de repente, se levantó, caminando hacia el pasillo. Sabía que iba a comportarse de esa manera. Cerré los ojos, acumulando valor para ir tras él. Me levanté con rapidez. Un fuerte golpe me asustó.
Caminé hacia donde había ido Justin. Posé los ojos en un montón de platos rotos. Justin estaba de espaldas a mí. Me quedé inmóvil, escuchando su fuerte respiración. Caminé de puntilla alrededor de los fragmentos afilados de porcelana, deteniéndome detrás de la alta figura de Justin. Vacilante, posé la mano en su hombro, presioné los dedos ligeramente.
- Ellas quieren saber de ti. - hablé.
Me sorprendí cuando se volvió bruscamente. Su rostro tenía una expresión de ira. Tenía la mandíbula apretada, y la vena en su cuello estaba hinchada.
- No lo sabes. - reprimió con fuerza.
Miré su pecho que se levantaba y bajaba fuertemente. Tenía los músculos tensos.
- Y tú tampoco, si no lo intentas.
Di un grito ahogado cuando me empujó contra el mostrador. Asustada, miré cómo posaba sus manos en mis caderas. Vi su rostro suavizarse poco a poco mientras sus manos ahuecaban la parte posterior de mis muslos. Me vi obligada a agarrar sus hombros cuando sin esfuerzo, me levantaba para sentarme en el mostrador. Nuestra mirada estaba ahora al mismo nivel. Él trató de apartarse, pero le cogí la mano
- Justin. - susurré.
Poco a poco, llevé la mano más cerca de mi cuerpo, tirando de él hacia mí. Él obedeció. Froté sus nudillos.
- Por favor, inténtalo.
Su cuerpo descansaba entre mis muslos. Nos quedamos así durante un corto tiempo. Agarré la parte posterior de su cuello. Me incliné hacia él y le dí un leve beso en la mejilla. Moví los labios hacia su oreja.
- Ellas todavía son tu familia... y te quieren. - susurré.
Le di una pequeña sonrisa mientras me alejaba. A medida que su mente procesaba mis palabras comencé a deslizar leves caricias. Tracé sus clavículas prominentes antes de apretar la palma de la mano contra su pecho. Sentí el golpe fuerte de su corazón. Apreté los labios mientras lo sentía acelerarse bajo mi tacto. Su oscura mirada cayó en mi cara. Se inclinó más cerca de mí, su nariz tocó la mía.
