Se escucharon numerosas aclamaciones en la pelea. Pero la atención de Justin se centraba posesivamente en mí mientras se alejaba de las cuerdas. Su antebrazo se elevó para limpiar severamente la herida roja que goteaba por la esquina de su boca. Scott tenía una sonrisa desafiante extendida por su cara, sabiendo que había provocado algo profundo en el interior de Justin. Le había visto enfadado antes, pero nunca de esa manera. Scott miró hacia mí causando una oleada de miedo a través de mi cuerpo. Me sentí a mí misma dar un paso atrás, las lágrimas brotaban de mis ojos. El asco se apoderó de mí mientras me guiñaba un ojo, el gesto sólo enfureció aún más a Justin mientras caminaba hacia adelante agresivamente.
No podía ver más. Tenía que salir. El ruido del público se alzó de repente, casi dolorosamente. Mi visión se volvió borrosa mientras luchaba contra las lágrimas que llenaban mis ojos.
- N-No puedo. - le hablé a Hayley con urgencia.
Su cara estaba llena de preocupación mientras yo soltaba mis dedos de su agarre. Me di la vuelta, empujándome rápidamente a través de la multitud para encontrar una salida. Pude escuchar a Hayley y a Chaz gritando mi nombre, pero continué con mi escapatoria, huyendo de la enorme sala.
Habían pasado casi veinte minutos desde que me senté en unas barandillas de metal de la parte de atrás fuera del edificio. El aire de la noche seguía siendo leve, sólo una pequeña brisa flotaba a lo largo de mis mechones oscuros. El sonido de los coches arrancando sus motores encendió mi interés, la pelea había terminado, la gente se iba a casa. La preocupación se sentía a través de mi piel, se me puso la piel de gallina. Se acabó.
Mi cara se puso pálida inmediatamente, el pensamiento de Justin tendido inconsciente en el ring inundaba mi mente. La imagen forzaba lágrimas pesadas bajo mis mejillas. No creo que hubiese llorado tanto en mi vida en una noche. El dolor en mi corazón me asustó un poco, mis sentimientos por Justin habían empezado a alcanzar nuevos niveles que nunca supe que fueran posibles. No sabía qué hacer, mi llanto hacía difícil concentrarse en algo.
Salté cuando una mano se puso en mi hombro. Mi brazo derecho se dio la vuelta, dando un puñe*tazo en el estómago de la persona. El chico se dobló, gimiendo de dolor.
- Mier*da, Chaz. Lo siento. - grité.
Puse mi mano en su espalda, agachándome para mirar su cara, asegurándome de que estaba bien.
- Tienes un buen gancho derecho, ___. - me dijo afectado, bromeando.
Reí a medias, viéndolo recuperarse del golpe.
- Justin me enseñó. - susurré.
Se rió ente dientes con mi revelación.
- No me extraña que Justin te enseñe algo así.
- ¿Estás seguro de que estás bien? - pregunté.
Asintió, sus ojos conectaron con los míos. Tragué saliva mientras la diversión desaparecía de su rostro; de repente la atmósfera se volvió seria. Limpié rápidamente la humedad de mis mejillas mientras miraba hacia él.
- Quiere verte.