No hubo más palabras intercambiadas, sólo besos y toques suaves. Era como si estuviera tratando de alejar el temor. Su nariz empujó mi mejilla suavemente, deseando que correspondiera. Mis dedos se deslizaron en el cabello de Justin, tirando de sus mechones para forzar un ronco gemido de su boca. Ya sea un momento caliente, apasionado o un gesto reconfortante, había aprendido que Justin amaba que alguien jugara con sus suaves mechones. Mis dedos levemente rascaron su cuero cabelludo para persuadir a otro sonido excitante de sus labios. Pero cuando una gran mano viajó hasta debajo de la camisa a cuadros que yo llevaba, me estremecí cuando Justin palmeó mi pecho.
Sus movimientos cesaron inmediatamente. Un momento de comprensión cruzó su rostro.
- ¿Estás sensible?
Me puse un poco tímida, no completamente cómoda con la discusión de los pros y contras de mi cuerpo. Justin siguió interrogándome mientras yo yacía debajo de él.
- ¿Estás en tu periodo?
- Justin. - me quejé, mis mejillas empezando a sonrojarse.
La curva ligera de sus labios me dijo que estaba divertido por mi falta de voluntad.
- No hay necesidad de estar avergonzada.
- Estás encima de mí mientras discutimos mi ciclo menstrual, encuentro eso un poco incómodo, Justin.
Se rió de mi respuesta cortante, rodando hacia un lado, nuestra conversación anterior aparentemente olvidada.
- ¿Puedo hacer algo por ti?
El miel de sus ojos brillaba, mirándome por debajo de algunos mechones sueltos antes de empujarlos hacia atrás.
- Si tienes dolores, creo que tengo un poco de paracetamol en el armario.
Justin estaba de pie y caminando hacia la puerta antes de que pudiera responder. Miró a su alrededor cuando lo llamé, sus labios entreabiertos mientras se paró interrogante.
***
Salí del cuarto de baño sólo para descubrir que Justin había desaparecido, ya no estaba donde yo lo había dejado sentado en el borde de la cama. Mi visión examinó la habitación, reconociendo que algo estaba ausente o fuera de lugar, pero no podía decir que era. Un profundo suspiro fue emitido antes de que me dirigiera a la puerta del dormitorio. Mi atención se despertó, tenía mis pies llevándome al final del pasillo, cautivada por el suave sonido musical.
Mis dedos apretando el marco de la puerta de la sala estar, mi curiosidad cayendo al instante en Justin. Él estaba sentado en uno de los sofás, ligeramente inclinado. La guitarra, cuya ausencia había reconocido en la habitación de Justin, se apoyaba en su rodilla derecha. Mechones dejándose caer sobre su frente mientras tarareaba en la concentración. Lo único que podía hacer era escuchar con asombro cómo el sonido hermoso sonido de su ronca voz resonaba por toda la cálida habitación. La longitud de sus dedos sosteniendo una púa, rasgueando las cuerdas. Nunca me había imaginado a Justin como el tipo musical, algo que me pareció un gran contraste con su trabajo físico. Pero al escucharlo ahora, el tono de su voz, acariciando las palabras familiares para mí, hacía mi corazón derretirse, mi compostura siendo llevada con él.
Caminaba tranquilamente alrededor de la trasera del sofá, Justin haciendo una pausa en cuanto notó mi presencia. Me miró, mis labios presionando un beso en su mejilla.
- Por favor, continúa. - susurré.
Los bellos sonidos continuaron filtrándose en el aire mientras me sentaba a su lado.
"Who's gonna make you fall in love,
I know you got your wall wrapped on all the way around your heart.
You're not gon' be scared at all, oh my love.
But you can't fly unless it lets you,
you can't fly unless it let yourself fall"
Estaba fascinada por el chico capturando mi completa atención. Me di el gusto en el perfil lateral de su cara mientras cantaba la letra. La completo forma de corazón de sus labios de color rosa, haciendo un mohín con ciertas palabras. Sus pestañas oscuras parecían más largas mientras estudiaba a Justin desde mi posición, rozando la parte superior de sus mejillas cuando parpadeaba. Los músculos de sus antebrazos haciéndose evidentes.