___'s POV:
- Tengo que hacer pis. - le informé a Justin, luchando por liberarme de la maraña de extremidades.
Revolví su cabello, la distracción me dio la oportunidad de escapar a pesar del cosquilleo de los dedos.
- Ve y haz pis entonces. - se echó a reír.
Agarré el edredón, deslizándolo de la cama antes de que mis esfuerzos se atrofiaran. Miré hacia atrás para observar a Justin, apretando la sábana con fuerza en puños. El desorden de su pelo se asomó de su capu*llo acogedor.
- No. - gimió en un puchero.
Estaba en una situación de desventaja si todo se reducía a un tira y afloja.
- Justin, tengo que ir. - mi voz declaró.
- Deja el edredón.
- Pero, yo... Justin, no tengo nada puesto.
Mi labio inferior quedó atrapado entre mis dientes mientras escaneaba el piso por un poco de ropa, todo estaba fuera de su alcance. No había nada que pudiera agarrar rápidamente con sólo asomarme a la cama. Una camiseta fue doblada sobre la silla, pero eso aún requería una carrera considerable.
- No me importa. - sonrió Justin.
Por supuesto que no le importaría. Yo en cambio, no estaba cómoda dándole un espectáculo. Pero yo realmente necesitaba hacer pis.
Oh, mier*da.
Podía sentir el fuego de la visión de Justin mirando mientras yo con cautela me deslicé del calor de la cama. Juré ante la sensación del frío del aire, decidiendo que no iba a sacar esto por más tiempo de lo necesario. Un chillido se escapó de mi boca mientras Justin apretaba mi trasero en lo que él creía que sería un aliento. Sin duda, me hizo moverme. Mi espalda se mantenía con él. Pero mi movimiento apresurado iba acompañado de un silbido apreciativo mientras Justin metía los dedos en su boca.
- ¡Vamos, bebé! - gritó antes de que yo cerrara la puerta del baño riendo.
Al terminar de utilizar las instalaciones, me preparé para enfrentar a Justin en todo mi esplendor desnudo una vez más. Pero no tenía que hacerlo.
- Hay una camisa y unos pantalones cortos en el pomo de la puerta. - gritó.
Abrí la puerta muy poco para descubrir la ropa que Justin había colgado para mí. Le di las gracias con un beso soplado que él aceptó con humor desde su posición en la cama. La camisa era familiar para mí, la que yo había adquirido de manera informal en el vestuario de Justin. Era oscura, a cuadros y mantenía su aroma masculino. Tiré de los pantalones cortos antes de revelarme a mí misma a la habitación en la que Justin estaba esperando. Él sonrió metido todavía en la seguridad deseada del edredón.
- Ahora que estás levantada, puedes conseguirme esa taza de té.
Así que eso es lo que él había planeado.
- Pero tuviste que levantarte para poner la ropa en la puerta.
Él se encogió de hombros inocentemente.
- ¡Bien!
- Buena chica.
- No seas condescendiente. - le regañé, a lo que Justin se rio.
Una cinta negra para el pelo fue robado de un lado y la usé para atar el pelo de mi cara en una cola de caballo desordenada mientras paseaba por el pasillo. Entré en la cocina de forma rápida, lamentando la elección de mis pies descalzos contra las baldosas heladas. Antes de coger las tazas, encendí la radio, el reconocimiento de la reciente canción de una banda que yo le presenté a Justin.
No tenía ni idea de por qué insistía en el almacenamiento de las necesitadas tazas tan alto. Mi cuerpo tuvo que escalar la encimera de la cocina con el fin de alcanzar el estante superior del armario en el extremo derecho. Una vez a salvo hasta que puse las bolsas de té en cada una y esperé a que la tetera hirviera mientras cantaba junto a la radio. El ruido desde el pasillo se ahogó con la música que estaba siendo reproducida, y supuse que era el cartero empujando cartas a través de la puerta principal.
La puerta del frigorífico se abrió, agachándome a un nivel inferior en busca de la leche. Dejé escapar un gemido.
- ¡Justin! - lo llamé. - Justin, ¡pusiste el cartón de leche vacía en la nevera otra vez!
Era un desecho de plagas cuando se trataba de este tipo de cosas. Le había dicho antes que si se gastaba debía ponerlo en la papelera o reciclarlo. Justin nunca parecía aprender. Tomé su respuesta silenciosa en señal de desprecio.
Tal vez él sabía que yo estaba molesta y estaba eligiendo alejarse. Cualquiera que fuese la razón, decidí enfrentarlo.
Sin embargo, pronto descubrí una cama vacía cuando quitaba el edredón.
Caminé hasta la puerta del baño, golpeando dos veces sólo para recoger la ausencia de la presencia de Justin en ese espacio también.
- ¿Justin?
Estaba en la sala, de espaldas al marco de la puerta. Un par de corredores se habían tirado hasta la mitad inferior de Justin, dejando su torso impresionante a la vista. No podía entender su silencio poco habitual hasta que mis ojos se posaron sobre las dos mujeres que estaba enfocando. Tuve una sensación horrible que estaba interrumpiendo la conversación que había cesado en mi llegada. Pero la incertidumbre no duró mucho.
El cartón de leche cayó al suelo mientras la mayor de las dos mujeres echó sus brazos alrededor de mi cuello. Debo haber parecido un conejo en un faro.
Me apretó con fuerza, obligándome a absorber el perfume del olor dulce que llevaba. Mientras las lágrimas emocionales filtraban hasta llegar a mi piel, yo le correspondí el abrazo en un intento de consuelo. Me sentía desorientada, sin tener ni idea de lo que estaba pasando.
- Gracias por traer a mi pequeño de vuelta. - ella lloraba en silencio.