Salí del taxi y pagué. Mis amigas me habían estado interrogando acerca de lo que había pasado con Justin, estaba cansada, y todavía estaba un poco estremecida por todo.
Una vez dentro de mi habitación, me quité la ropa y la arrojé al cesto. Me pasé la mano por el pelo mientras caminaba a la cómoda. Me puse el pijama y después fui al baño. Cogí el cepillo de dientes, la pasta y comencé a limpiarme los dientes. Moví mi cabeza a un lado. Me sorprendí al ver una marca roja, con toques morados. Puse los dedos sobre la marca, haciendo una mueca. Él me había marcado. Me estremecí ante el pensamiento, tratando de sacudirme la sensación de sus labios sobre mi piel. Sus palabras ''ahora eres mía '' se hicieron eco en mi mente. Quité a Justin de mis pensamientos y seguí lavándome los dientes.
Terminé y me dirigí a la cama. Estaba deseando meterme entre las sábanas calientes, olvidándome de todo lo que había pasado. Pero entonces mi teléfono comenzó a sonar. Era de Justin. Mi corazón se aceleró un poco cuando abrí el mensaje.
''Sabes, probablemente deberías cerrar las cortinas antes de desnudarte. Gracias por el espectáculo, cariño''
Rápidamente, corrí hacia la ventana. Asomé la cabeza y mis ojos aterrizaron en un coche negro justo enfrente de mi casa. Justin estaba apoyado en el coche, con los brazos cruzados sobre su pecho.
Incluso en la oscuridad, me di cuenta de que tenía una agorrante sonrisa. Se metió dentro del coche y antes de si quiera poder darme cuenta, él ya no estaba en mi calle.
¿Dónde me había metido?
* * *
- Buenos días, __. - dijo mi madre, al oírme bajar las escaleras.
Caminé por el pasillo, pero antes de entrar en la cocina, me miré en el espejo. Recordando la marca en mi cuello. Moví mi pelo hacia delante, y una vez que estaba segura de que no podría verlo, entré.
- Buenos días.
Me detuve en seco al ver a un chico de pelo castaño sentado en la mesa. Esto no podía estar pasando. Me sentí cohibida con su mirada sobre mi cuerpo.
- Oh __, este chico estaba fuera, así que le invité a pasar.
Una sonrisa se dibujó en su cara.
- Hola, Justin. - me obligué a decir educadamente.
- Hola, __. - me guiñó un ojo.
- Mamá, ¿puedo hablar contigo un momento? - dije con los dientes apretados.
Miré a Justin que sonreía antes de salir con mi madre al pasillo.
- ¿Por qué le invitaste a entrar? - susurré furiosamente.
- Me dijo que era un amigo tuyo, es muy dulce. - dijo.
- Mamá, podría ser un asesino. - contesté.
- No lo es. Justin es adorable.
Puse los ojos en blanco. Estaba segura de que había usado ese encanto en ella. Pasé mi mano por el pelo, tratando de tomar el control de la situación.
- Vamos a desayunar.
Tomó mi mano y me llevó de vuelta a la cocina, donde Justin estaba sentado, inmóvil. Sonrió cuando me acerqué a él y me senté en la silla de al lado. Solté un jadeo cuando la cálida mano de Justin se posó en mi muslo. La quité, sólo para hacerle reír en voz baja. Tuve una horrible sensación de que le gustaba cuando me defendía.
Mmm. - tarareó Justin en voz baja.
Comenzó a inclinarse hacia mí, pero puse una mano sobre su hombro antes de que pudiera acercarse demasiado.
- ¿Qué haces aquí? - susurré bruscamente.
- Quería verte. - sonrió.
No me gustaba la forma en que sus ojos mantenían el contacto con los míos. Tenía que haber otra razón por la que estaba aquí, sin ser invitado. Bajé mi mirada hasta mis piernas, no era capaz de mirarlo. Salté cuando posó su mano sobre mi barbilla, obligándome a mirarlo.
- Quiero salir contigo mañana. - habló.
Me estremecí al oír esas palabras, una declaración en lugar de una pregunta. Mi madre se volvió, sonriendo abiertamente.
- ¿Q-qué? - tartamudeé.
- Oh, eso sería maravilloso, ¿no crees, __? - dijo.
Justin dejó caer su mano para volver a posarla sobre mi rodilla bajo la mesa. Estaba a punto de objetar cuando mi madre habló de nuevo.
- A ella le encantaría.
- ¿Por qué no me llamaste? ¿Por qué viniste? - pregunté frustrada.
- Habrías dicho que no. - susurró.
- ¿Qué te hace pensar que no voy a decir que no ahora? - dije con dureza.
Sus ojos se posaron en mi madre, que parecía un poco molesta porque no había dicho que sí de inmediato. No era tan popular entre los chicos y que Justin estuviera pidiéndome salir en ese instante la había puesto feliz. Para ella, eso era un sueño hecho realidad, tener a un tipo atractivo preguntando por su hija. Para mí era una pesadilla. No sólo me había hecho un chupón en contra de mi voluntad, si no que también me había visto en ropa interior, todo en el espacio de unas horas. Antes de siquiera reaccionar, mi madre y Justin ya tenían previsto la hora a la que él me vendría a recoger.
- Bueno, tengo que irme. Gracias por las tortitas, señora Ellis.
- Llámame Heather.
Sonrió y se levantó.
- __, acompáñale. - me animó mi madre.
Resoplé, siguiendo a Justin. La puerta de la cocina se cerró, estaba sola en el pasillo, con él. Él no perdió el tiempo y me empujó contra la pared. Cerré mis ojos debido al dolor. Su cuerpo pegado al mío me sostenía. Mis muñecas estaban atrapadas en una de sus grandes manos, así que no podía hacer absolutamente nada. Sonrió al ver que intentaba alejarme de él, pero era demasiado fuerte.
- No lo hagas. - supliqué.
Justin ignoró mi protesta, sus dedos se movieron a mi mejilla. Movió mi cabello y miró la contusión que había infligido a mi piel, sonrió.
- Te queda bien. - susurró en mi oído.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando posó sus labios sobre la marca. Tuvo cuidado de no presionar demasiado fuerte. Me relajé cuando se apartó, con la esperanza de que sería el fin de la tortura y se iría. Pero por desgracia, no fue así. Justin permaneció cerca, su pelo haciendo cosquillas en mi mejilla.
- Hueles bien. - habló con voz entrecortada.
Movió mis muñecas antes de apoyar lentamente sus caderas contra las mías. Gemí ante el contacto áspero y Justin dejó escapar un gemido gutural. Dejé mi cabeza caer hacia adelante, sobre su hombro, sentí que mis piernas caerían en cualquier momento. Su pecho subía y bajaba rápidamente. Entonces, me liberó.
- Nos vemos mañana, __.
Me guiñó un ojo y se fue.
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