Mi corazón se hundió mientras Justin se volvía hacia la botella de vodka en el lateral. Vi cómo vaciaba la pequeña cantidad que quedaba en el vaso antes de llenarlo de nuevo con el líquido más claro. Mi pulso se aceleraba. La única vez que había sido testigo de Justin en ese estado de embriaguez fue cuando me vi obligada a hacerme cargo de la limpieza de las heridas que había sufrido en la pelea. Había sido juguetón, casi infantil en esa noche. Pero esta vez fue diferente, fue llevado por la ira y eso me asustó.
Cuando dejó la botella, aproximadamente en el lado yo me tambaleé hacia atrás. Justin se volvió rápidamente, con los ojos fijos en mí a medida que avanzaba. No sabía qué otra cosa hacer... así que corrí.
Mis piernas rápidamente me llevaron a la sala y a la habitación de Justin. Él me gritaba. Cerré la puerta, entrando en pánico cuando sus fuertes pisadas se escucharon. Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras corría hacia el cuarto de baño, apresurándome a poner la barrera de madera entre mi persona y el ángel furioso y embriagado como una criatura.
Pasaron unos segundos antes de sentir los puños de Justin en la puerta cerrada. Parecía que cada vez eran más fuertes, teniendo su agresión en la madera. Llevé mi mano a mi boca para ocultar los sollozos que se me escapaban.
- ____, abre la puerta.
No creía que la barrera podría retenerlo mucho más tiempo, mi cuerpo se arrastraba lejos de la voz de Justin. Estaba petrificada cuando trepé en la bañera, acurrucando mis rodillas en mi pecho. Mis dedos se agarraron de la cortina de la ducha, tirando de ella con cuidado a través de la bañera en un esfuerzo por poner fin a la ira dirigida hacia mí. Él no se detuvo. Mi mano se alzó detrás de mí, girando el dial de la ducha. El agua estaba fría, salpicando en mi piel y saturando mi ropa hasta alcanzar la temperatura cálida que yo anhelaba. Quería bloquear su voz fuera.
- ¿____? - el tono de Justin estaba cuestionando.
Se me concedió sólo unos momentos de paz.
- ____, ¡abre la maldita puerta! - bramó Justin.
Esa fue la última vez que habló antes de que la puerta se abriera con el peso de los hombros de Justin. La cortina fue arrancada de nuevo, mi totalidad intentando llegar a ser tan pequeño como fuese posible. Me arriesgué a mirar a mi novio. Se me quedó mirando, sus labios carnosos entreabiertos mientras absorbía la imagen de la muchacha asustada acurrucada en su bañera. La camisa de Justin fue arrastrada por encima de su cabeza, dejándola caer descuidadamente en el suelo. Jadeé cuando sus grandes manos me deslizaron hacia adelante. Mi cuerpo se sintió alentado de nuevo en Justin mientras estaba sentada entre sus piernas abiertas. Estaba sumida en sus fuertes brazos, el atrayéndome hacia su pecho desnudo. No pude evitar mi sorpresa cuando su cabeza se apoyó en mi hombro.
- Todavía estoy enfadado contigo. - Justin susurró suavemente.
- Lo sé. - solté el aliento.