Abrí los ojos, mirándole.
- Justin... Justin. - gemí en voz baja.
- Hazlo, por mí. Ahora estás a salvo. - susurró.
Me agarró la mano, entrelazando nuestros dedos mientras luchaba por respirar. Su cabeza se movió hacia mi cuello, besándolo y chupándolo. Me apretó la mano con fuerza, enviando ondas de placer por todo mi cuerpo.
- __. - murmuró en mi cuello.
Cerré los ojos. Su pulgar se movió en lentos círclos sobre mi clítoris.
- Te mantendré a salvo. - repitió en mi oído.
Agarré la parte posterior de su cuello, manteniéndolo contra mí mientras le besaba la oreja.
- Oh, dios.
Nunca había tenido una sensación tan intensa. Su toque me hacía sentirme eufórica y vulnerable. Abrí la boca para soltar suspiros intensos. Justin me abrazó, casi como si tuviera miedo a que desapareciera. Dejó pequeños besos a lo largo de mi mandíbula, encontrando mis labios.
- Buena chica.
Mis pestañas revolotearon, aferrándome a lo que quedaba de la sensación. Sus nudillos se arrastró a través de mis muslos mientras lentamente tiraba del dobladillo de mi vestido hacia abajo, cubriéndome. Nos dio la vuelta, tendiendo mi cuerpo encima del suyo. Moví la cabeza a un lado, con la oreja pegada a su pecho mientras escuchaba su corazón latir con fuerza. Puso un brazo alrededor de mi espalda mientras me acariciaba el pelo.
Justin se movió un poco, moviéndonos más arriba en la cama.
- Justin. - gemí.
Aferré los brazos en su cuello, no estaba dispuesta a dejarlo ir.
- Shhh. - dijo, besando la parte posterior mi cabeza.
Nos quedamos en esa posición un tiempo más, los únicos sonidos que se oían eran nuestras respiraciones constantes. Moví los dedos bajo el dobladillo de su camiseta, queriendo sentir su suave piel. Él suspiró cuando comencé a trazar pequeños círculos en su cadera, justo por encima de sus bóxers.