Justin's POV:
Estábamos hablando a través de la cortina de la ducha, mientras me sentaba en la tapa cerrada del inodoro. No pude evitar sonreír para mis adentros, reproduciendo en mi mente los acontecimientos que habían sucedido hacía poco tiempo en mi habitación. La sensación de los labios de __ era algo indescriptible. Su primera vez había sido un poco torpe como era de esperar, pero eso la hacía aún más adorable.
- ¿Justin?
- ¿Mm? - me giré hacia la ducha en el otro lado de la habitación.
Hubo silencio por unos segundos. El único sonido era el del agua corriendo.
- ¿Estás bien? - pregunté, levantándome.
- ¿C-cón quién hablas por teléfono? - preguntó tímidamente.
Su valor ahora sólo era cada vez más evidente con la barrera endeble entre nosotros, incapaz de preguntármelo cara a cara. Sinceramente, esperaba que no fuera porque le daba miedo. Pero tenía la sensación de que ese era exactamente el motivo. Quizás __ no se daba cuenta de lo fácil que sería para mí rasgar la cortina.
- ¿Terminaste? - pregunté, evitando mi respuesta a su pregunta.
- Oh, umm, sí. - tartamudeó.
El agua se apagó mientras alcanzaba la toalla grande en la barandilla. Sus dedos agarraron el material cubriendo su cuerpo desnudo mientras miraba alrededor de la cortina de ducha. Su cabello largo y oscuro fluyendo por encima de su hombro. Levanté la toalla, listo para envolverla.
- Cierra los ojos. - murmuró.
- __, te he visto desnuda antes. Sólo sal. - bromeé.
- No, cierra los ojos.
Me eché a reír antes de cumplir la petición de __. Una vez que la oí salir de la bañera, mis brazos se envolvieron alrededor de su pequeño cuerpo. Abriendo los ojos para ver su mirada fija en mí en cuanto la toalla la envolvió. Mis manos frotando sus brazos a través del material esponjoso, tratando de secarla. La vi alejarse hacia la puerta, tratando de reajustar la toalla, fijándolo debajo de sus brazos.
No pude evitar la propagación de una sonrisa en mi cara mientras la observaba revolver en uno de mis cajones antes de sacar rápidamente un par de bóxers negros. Ella me miró por un segundo, tratando de esconderse detrás de la puerta del armario mientras subía la ropa interior por sus piernas. Cuando ella volvió a aparecer la toalla estaba sostenida en su pequeña mano. Una camiseta mía había sido evidentemente encontrada en el armario, el borde de esta cayéndole a la mitad del muslo. Se veía hermosa. Nunca había permitido que cualquier otra chica usara mi ropa, pero con __ era diferente. Ella era mía. Disfruté viéndola caminar alrededor de la habitación en mi camiseta holgada.
__ podía sentir mi mirada arrastrándose sobre su cuerpo. Su ojos azules descubriendo los míos lujuriosos. Me acerqué a ella, tomando sus manos pequeñas entre las mías mientras me miraba. Presioné un beso en su mejilla sonrojada mientras la hacía retroceder hacia la cama, donde la sujeté contra el colchón. La risa musical de __ llenó la habitación en cuanto gruñí juguetonamente, mordisqueando su cuello. Fue cuando nuestros pechos aun vestidos se apretaron, me di cuenta de su falta de sostén. Sonreí, lentamente empujando hacia arriba la camiseta que recientemente se había puesto. Sus ojos se ampliaron cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
- No. - habló con ansiedad.
Sus pequeñas manos apresuradamente bajaron hasta agarrar la tela, porque no quería que fuera empujada más alto. Las acciones urgentes de __ me dejaron confundido. Sumergí la cabeza, empujando con la nariz la mano que todavía sostenía la camiseta apretada. Al ver que no se movía, le di un beso ligero a la piel.
- ¿Por qué? - fruncí el ceño.
La había visto completamente desnuda en todas partes. Rocé suavemente con los dedos por encima de su estómago. Pero no recibí ninguna respuesta verbal, solo un movimiento de cabeza.
- ¿Ayudaría si me quito también la camiseta? Podemos hacer juntos topless. - sonreí juguetonamente, tratando de animarla.
El cuerpo de __ estaba tenso debajo de mí. Mi cabeza bajó ligeramente, bajando la voz hasta un susurro.
- Quiero intimar con cada parte de tu cuerpo. - moví las manos hacia su pecho. - Incluyendo estos.
Ella se quedó sin aliento cuando mis manos frotaron suavemente sobre sus pechos, tocándolos y apretándolos. Incluso a través de la tela de la camiseta todavía podía sentir sus pezones endureciéndose con mi toque cuidadoso. La voz de __ permaneció en silencio, pero su postura era un poco más relajada. Sus ojos encontrándose con los míos desesperadamente. No pude descifrar mucho la emoción en su rostro. ¿Miedo de mí? No.
- ¿Puedo?
Ella me dio un pequeño asentimiento. Mis dedos lentamente quitaron el material gris. Cuando llegué justo debajo de su pecho, me detuve antes de cautelosamente levantar el resto. Me aseguré de rozar los tensos picos, sonriendo en cuanto ella gimió