capitulo 115

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Había estado en cama durante dos días, abrazada en la seguridad de mi edredón. Cuando había construido el coraje para inspeccionar los daños que mi cara estaba sosteniendo, la visión me asustó. Mi labio seguía dolorosamente dividido, mi mandíbula un poco magullada. La humedad de mis mejillas era algo así como un flujo constante, las lágrimas escapaban de mis ojos. La piel me palpitaba siempre que movía los brazos, las marcas oscuras duramente marcando mi piel.


Salté, empujando las cubiertas de nuevo cuando la vibración de mi teléfono sacudió contra la superficie de madera al lado de mi cama. Mis dedos torpemente cogieron el dispositivo, tragué nerviosamente cuando el nombre destellaba. Tomé una respiración profunda, me preparé, tenía que mantener la calma.


- ¿____?


- Hola Justin. - hablé en voz baja.


- No me dijiste que te sentías mal ayer. - se lanzó directamente en el tema. - Fui a buscarte hoy y Poppy dijo que llamaste diciendo que estabas enferma.


- Vaya, lo siento Justin. Debería haberte mandado un mensaje. - hablé con honestidad, el pensamiento no cruzó mi mente.


- ¿Cómo te sientes? - su voz sonaba un poco distante, en vez de con su propio descaro normal.


- Estoy bien, gracias.


- Voy a ir más tarde a verte. - Justin sugirió bruscamente.


Sus palabras me inundaron de pánico. Lo último que quería era que Justin viniera. No cuando yo estaba así.


- No, no, me siento muchísimo mejor, no hace falta que vengas. - dije efusivamente.


- No me importa, voy a ir a verte de todos modos. - la autoridad de su voz me hizo estremecer.


- Yo-yo iré a tu casa. - hablé tranquilamente.


Había pensado que ir a la casa de Justin sería más beneficioso, de esa manera tendría más tiempo para prepararme y podría irme cuando quisiera. Pero mientras miraba mi reflejo, la idea de enfrentarme a él me dio nauseas.


No importaba la cantidad de maquillaje que me pusiera, los moretones seguirían brillando a través de él. No tenía ni idea de cómo ocultar la lesión de mis labios, no creo que el producto cosmético que necesitaba se hubiera inventado todavía. Mis ojos se veían un poco hinchados de haber pasado toda la noche llorando... Estaba hecha un desastre.


Tomé un último vistazo, en el espejo antes de agarrar mi chaqueta y mi bolso. Mi madre había estado sorprendentemente tranquila al inspeccionar las heridas que mi cuerpo había sufrido. Tuve la sensación de que era en parte la razón de su decisión sobre la carrera de enfermería. Cuando era niña no pasaban más de dos días sin que rasguñara mis codos o mis rodillas. Siempre estaba inspeccionando entre las cosas, así que cuando ella me preguntó cómo me había hecho tanto daño, le dije que me había caído una puerta encima, una excusa que pareció factible.

A dark boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora