Nos sentamos bajo el agua por lo que parecieron horas. Durante nuestro silencio una pregunta golpeaba repetidamente en mi mente antes de que se escapara en un susurro.
-¿Qué vas a hacer?
Contemplé su reacción.
- No lo sé todavía. - admitió Justin.
- P-Por favor no...
Mis palabras cesaron abruptamente cuando los brazos de Justin se endurecieron, sosteniéndome imposiblemente cerca con ira en lugar de afecto.
- Uno no puede decidir. - dijo la voz áspera de Justin con dureza indicada - No participan en lo que hago.
Lloré tranquilamente, sus palabras sin retener nada de calor. Cuando no respondió, me sacudió.
- ¿Entiendes? - Justin preguntó acaloradamente.
- S-Sí, sí. - supliqué.
El agua paró cuando Justin me puso de pie. Mi mano fue agarrada, ayudándome desde la bañera parada delante de él. Vi cómo él cogía una toalla, despeinando sus mechones con el material suave para eliminar el agua de su cabello. Las gotas corrían por su torso bronceado, inmersas en sus músculos tensos. Justin me pasó la toalla, mis dedos se estrecharon, trayendo mi pelo sobre un hombro. Se quedó observándome por un segundo antes de que sus largos dedos juguetearan con el botón de mis pantalones vaqueros mojados. El disgusto de Justin fue expresado en un gruñido cuanto tropecé torpemente. Grité cuando agarró mis antebrazos, sus dedos sin querer hurgando en mi piel dañada.
Sus ojos mieles curiosamente evaluando mi reacción antes de empujar mi chaqueta empapada de mis hombros hacia abajo. La ropa había hecho apenas contacto con el suelo cuando los dedos de Justin empezaron a quitar mi blusa de manga larga de mi cuerpo. Mis muñecas estaban aferradas, suavemente levantando los brazos. El labio inferior de Justin fue tomado entre sus dientes mientras la oscuridad de los moretones apareció a la vista. Sus ojos fuertemente cerrados por el dolor, bajando sobre sus rodillas para desatarse los zapatos. Me quedé completamente inmóvil, con los pies desnudos cuando Justin intentó por segunda vez quitar mis jeans.
No protesté cuando me despojó de mi ropa interior, mi cuerpo estaba frio y húmedo. El temblor continuó cuando el broche de mi sujetador fue liberado, mis bragas pronto por los tobillos. Me quedé desnuda delante de él. Los ojos de Justin fríamente arrastrándose hacia arriba y debajo de mi cuerpo frío mientras él se quitaba su cinturón. Se chocaron los dedos torpes con el botón y la cremallera antes de empujar sus pantalones por sus piernas. Sus bóxers les siguieron segundos más tarde. Una toalla fue enrollada en su cintura. Entonces él se alejó. Me dejó temblando en el baño, abrazad a mí misma mientras lloraba.
Cuando entré en la habitación de Justin, sólo estaba subiéndose los pantalones para cubrir los bóxers negros que llevaba. Vi cómo se metía en la cama, sus ojos encontrándose con los míos. Agarré mi toalla con fuerza. Su visión era sin emoción, siguiéndome mientras me acercaba a la cómoda. Me sentía vacía cuando fui testigo de que Justin se cerraba. No quedaba nada de aquel chico que invadía mis pensamientos cada segundo del día.
Lloré, dejando caer la toalla y tiré una de sus camisetas por encima de mi cabeza. Mis dedos encontraron un par de bóxers, deslizándolos por mis piernas. Me volví para ver a Justin apoyado sobre sus codos, su mano se deslizó sobre el edredón, tirando de él hacia atrás. Una chispa de esperanza se encendió dentro de mí mientras vacilante viajaba hacia la cama. Mi cuerpo se metió en las frías sábanas, saltando ligeramente cuando Justin me atrajo más cerca.
- Mantenme caliente.
Sus palabras apuñalaron mi corazón. Eran fríos y sin emociones. Lloré mientras me reposicionaba a su necesidad, cubriendo mi cuerpo sobre su costado mientras me convertía en nada más que una fuente de calor para él. Mi mano descansaba sobre su pecho, mis lágrimas goteando sobre su piel. No hizo nada para consolarme.
No sé cuánto tiempo me quedé allí, agotada por la falta de sueño que había sido privado los últimos días. La persona que me había apoyado en algún tipo de alivio me había excluido. Me ajusté cuidadosamente, mirando al hombre hermoso. Sus suaves mechones brillaban a la tenue luz de la mesilla de noche. Él normalmente no dejar la lámpara encendida, deseando quedarse dormido en la oscuridad total, pero esta todavía iluminaba el rincón de la habitación. Justin sabía que estaba asustada aún por los acontecimientos que habían tenido lugar más allá de su control. El color negro que envuelve la sala me hubiera causado alarma. Tal vez había dejado la luz encendida por mí.
Los ojos de Justin estaban cerrados, sus largas pestañas se desplegaron en sus mejillas cuando mi toque suavemente se deslizó sobre su pecho. Sus clavículas prominentes se trazaron cuidadosamente con mis caricias. Mis dedos rozaron apenas sus mechones suaves antes de que mi muñeca quedara atrapada en su mano grande, empujando la mía lejos.
- Por favor, Justin. - lloriqueé.
Nuestra piel se puso en contacto, pero él no me dejaba tocarlo, no correctamente.
Yo temblaba mientras esperaba algún tipo de señal. Cualquier cosa para demostrar que no estaba completamente sola.
- Lo hice por ti. - susurré.
Mis ojos se cerraron en derrota, apoyando mi cabeza sobre el pecho de Justin y deseando ser quitada de la conciencia. Mientras me sumía en un profundo sueño, el suave toque de dedos entrelazándose era una especie de sueño.