Llegamos a un abrupto fin, tirando hacia arriba al lado de la acera. Justin se escapó de los confines claustrofóbicos aparentemente segundos después.
- Nunca más. - Justin tropezó desde el coche por el miedo.
- No fue tan malo. - volteé mis ojos antes de unirme a él.
Las chicas agrupadas fuera del vehículo, cruzaron la carretera y continuaron animadas la conversación, ajenas al hombre desconcertado.
- Estoy bastante seguro de que usan eso como una forma de tortura en algunos países. - Justin respiró, refiriéndose al contenido del viaje en coche a la ciudad.
La palma de su mano pegada a un lado del range rover, la recogida de si mismo después, en sus palabras "experiencia traumática" El dorso de su mano izquierda pasándolo por sus cejas, librándose de la ansiedad que se reunía en su frente en forma de sudor.
- No seas tonto.
- En serio, ____, no quiero volver a oír hablar del Oops! de Jeremy Renner, o del arte de la depilación del bikini con cera nunca más.
No podía dejar de reír, nunca lo había visto tan nervioso. Probablemente había aprendido mucho más gracias a aquel grupo de chicas discutiendo durante el corto trayecto en coche. Mis amigas no se cortaron por la presencia de Justin.
- No tienes de qué preocuparte. No esperamos que te unas. - lo empujé.
- Y gracias a Dios por eso. - suspiró de alivio.
- Ven aquí. - lo acerqué, presionando mis labios contra los suyos.
Nos habíamos desatado en un beso antes de que mis amigas empezaran a gritarnos cosas desde el otro lado de la carretera.
- ¡Vamos ____! ¡Puedes chupar su rostro más tarde, tenemos que hacer compras!
El calor sonrojó mis mejillas, apoyé mi cabeza en el hombro de Justin ocultando mi rostro. Su pecho retumbó de la risa.
- Ve a divertirte.
- Gracias. - besé su mejilla.
Nos dimos la vuelta mientras Charlotte gritaba.
- ¡Gracias por traernos Justin!
Él no dijo nada, sólo levantó la mano en reconocimiento.
***
Nos habíamos encontrado con Hayley, nos presentamos y nos encaminamos a la expedición de compras cuando noté una presencia detrás de mí.
