Habíamos llegado al evento organizado por un amigo de Justin, Ryan, hacía una hora. Lo había conocido brevemente una vez esa noche en el club, la cual había tratado de borrar de mi mente. Era una galería de arte muy moderna. El trabajo de Ryan se mostraba en las paredes blancas. Me presentaron a una cantidad de personas de las cuales no recordé sus nombres. Un montón de gente discutía sobre los cuadros colgados. Me quedé mirándolos mientras Justin iba a por bebidas.
Quedé cautivada por una imagen en particular. Exploré los colores oscuros. Me acerqué intrigada, a la imagen frente a mí. Era de un chico y una chica. Los brazos de él estaban alrededor de ella. Se abrazaban, casi como si tuvieran miedo de alejarse. Abrí la boca mientras miraba al chico. Era más alto. Tenía el pelo rubio. Un bosque oscuro era el paisaje detrás de ellos. El lugar elegido tenía una natureleza misteriosa.
- Aquí tienes. - Justin me dio un vaso.
- Yo-yo...
- ¿Qué? - sonrió.
Me giré hacia la pintura. Se puso de pie detrás de mí, con los brazos envueltos alrededor de mi cintura mientras apoyaba su barbilla en mi hombro. Sentí que su agarre se volví más fuerte mientras miraba la imagen frente a nosotros.
- ¿Te gusta?
Me sobresalté cuando Ryan se acercó a nosotros. Lo miré, Justin levantó la cabeza de mi hombro. Asentí.
- Es hermoso. - dije. - Se ven como si estuvieran enamorados.
Él sonrió ante mis palabras, mirando la pintura y luego mirándonos a nosotros.
- Está inspirado en vosotros, en los dos. - asintió con la cabeza hacia Justin y hacia mí.
Me quedé desconcertada al mirar de nuevo la imagen, Justin se movió para ponerse a mi lado, nuestros brazos se rozaron. Traté de procesar la información. Estaba claro que el chico de cabello rubio quería proteger a la chica que tenía en sus brazos. Quería mantenerla a salvo. Justin.
- Os veo después. - dijo Ryan, rompiendo el silencio.
Todavía miraba la pintura mientras se alejaba. Segundos más tarde, sentí una mano cálida viajar por mi brazo. Justin entrelazó nuestros dedos, apretándolos suavemente. Su pulgar frotó mi mano. Me acerqué más a él.
- ¿Justin? - una voz chillona hizo eco.