La curva de sus cejas se levantaron con mi desacuerdo, obviamente esperando que asintiera con la cabeza junto a su opinión.
- Bueno, ciertamente no es alguien con quien me gustaría que una hija mía saliera. - habló con orgullo.
Había tenido suficiente de la conversación y su estú*pido sentido de la moda.
- Bien, porque es mi novio.
Sus labios rojos se separaron por mi declaración, sus pendientes todavía balanceándose torpemente. Me dirigí lejos, girando momentos más tarde después de aclarar mis pensamientos.
- Ah, y es bueno escogiendo ropa.
- ¿Cómo te atreves? - ella levantó su voz.
- Vete a la mier*da.
Con mucho gusto me alejé, buscando a Justin entre la multitud, a quien había perdido de vista. Reconocí su pelo claro al instante, su postura recta mientras en voz baja examinaba la pintura. La chaqueta que llevaba estirada a través de la amplia extensión de sus hombros. Todo lo que quería hacer era jugar con los pequeños mechones del cabello de su nuca, cercano a su cuello.
Llegué a estar a su lado haciendo que nuestros brazos se rozaran ligeramente.
- ¿Dónde estabas? - preguntó Justin.
- Estaba defendiendo tu honor.
- ¿En serio?
- Sí.
- Oh bien, gracias. - respondió con humor.
La charla de la gente era un gran contraste con nuestro silencio mientras los dos mirábamos la lona de la pared. Salpicaduras de tonos oscuros cubrían la pintura, creando algo que llamaría un lío y no arte. Por otra parte, no tenía un hueso artístico en mi cuerpo.
- No tengo ni idea de lo que estamos mirando. - admití en voz alta.
- Yo tampoco. - Justin se rió entre dientes. - Creo que se supone que debe representar tu alma o algo así. No tengo ni idea de lo que tratan la mitad de las cosas de aquí.
- Ya somos dos.
Me imaginé que era un momento tan bueno como cualquier otro, ahora que podíamos hablar.
- Me dejaste salir de tu auto sola. - bromeé, empujando ligeramente mi codo en su brazo.
- Estoy tratando de cambiar. - Justin hizo una pausa, mirándom a mí.
Sus ojos tenían una sensación de vulnerabilidad, pasando de forma rápida a la siguiente pintura.
- Me di cuenta.
- No te quiero ahogar, me refiero... No quiero que te asustes. - hizo una mueca. - He estado pensando cosas entre tú y yo el último par de días. Lo que tenemos no quiero que termine.
- Yo tampoco. - admití en voz baja. - Pero no cambies demasiado, me gustaba bastante esa cosa de chico malo que has estado usando. - bromeé tímidamente.
Su risa dibujó una sonrisa en mi cara, lo cual fue recíproco, era uno de mis sonidos favoritos.
- Te amo. - Justin habló en voz baja, en broma golpeando mi cadera.
El rubor en sus mejillas era una especie de cosa rara. Pero antes de que pudiera reiterar mis sentimientos, el tono estridente de la mujer de antes me hizo desviar mi atención.
- Es ella. - me señaló con el dedo, notificando a la seguridad mi presencia.
Agarré la mano de Justin, empujando mi camino entre la multitud para encontrar un lugar protegido en un banco. Él se dejó caer cerca de mi derecha, nuestros muslos se rozaban mientras me ajustaba el material de mi vestido.
- ¿Por qué nos escondemos? - se rió Justin.
Le agarré el hombro y me incliné a su oído para dejar claro que las palabras estaban destinadas sólo a él.
- Yo también te amo. - susurré.
Mi sonrisa incontrolable presionó a la suya en un beso, mis dedos se perdieron en su pelo mientras sus extremidades se clavaron en mi cintura. Las numerosas personas paseando tranquilamente hicieron caso omiso a nuestra sesión de besuqueo caliente, todos excepto por una persona.
- ¡Ella es la que fue maleducada conmigo!
Justin se alejó, la diversión brillando en sus ojos mientras me miraba y luego a la mujer regordeta.
- ¿Qué le dijiste? ¿Pasó cuando estabas defendiendo mi honor? - cuestionó él.
Arrugué la nariz, riendo mientras asentía.
- ¡Me gustaría echarlos a los dos! - continuó la mujer molestando al guardia de seguridad que parecía aburrido.
La ignoré mientras ponía mi mano sobre el muslo de Justin, apretando suavemente. Sabía que él también podía sentir las chispas, los incombustibles actuales que se ejecutaban a través de nuestros cuerpos.
- Llévame de vuelta a tu apartamento. - dije sin aliento.
- Con mucho gusto.
La señora tropezó, agarrándose del brazo del hombre robusto para recuperar el equilibrio cuando Justin se levantó bruscamente. Mi mano fue tomada posesivamente, guiándome con él. Ella se veía temerosa cuando su altura se cernía sobre mí, el marco de Justin superior al de ella.
- Disculpe. - pidió él.
La mujer dio un paso vacilante hacia a la derecha, abriendo un camino para que Justin procediera.
- Nos vemos más tarde Ian. - Justin casualmente saludó.
- Muy bien, Jus. - respondió el guardia de seguridad.
¿Acaso conocía a todo el mundo? Reflexioné sobre el pensamiento mientras me apresuré en decir adiós a Ryan que estaba rodeado de un grupo de personas de arte. Pronto estuvimos en el alivio del aire de la noche, mi cuerpo girando hacia Justin mientras se volteaba para verme.
- No puedo esperar a sacarte ese vestido. - gruñó.
Lo miré en estado de shock cuando me estaba levantando en el calor familiar de su duro pecho, Justin comenzó a caminar conmigo en sus brazos hacia el coche.