capitulo 39♦

121 8 0
                                    

Sonreí, diciéndole adiós a Poppy mientras me iba del trabajo. Hurgué en el bolso, sacando mi Ipod y desenredando los auriculares. Coloqué los audífonos en mis oídos, pasando las canciones hasta que encontré un ritmo bueno para caminar.

Mi visión vagó sin rumbo por el camino, sin tener mucho en cuenta lo que me rodeaba. La brisa se elevó ligeramente, levantando mi pelo de mis hombros. Doblé una esquina, tomando el atajo que siempre tomaba a través de un aparcamiento. Pero tuve que tomar una segunda mirada cuando mis ojos se posaron en un vehículo negro de gran tamaño. Retiré uno de mis auriculares mientras me acercaba un poco más. Tenía que ser su coche. Reconocí parte de la matrícula.

Me di la vuelta en el mismo lugar, en busca del alto chico de pelo rubio que hacía que mi corazón se agitara. Desvié la mirada hacia el edificio al que el aparcamiento pertenecía. Era una especie de gimnasio. Vagué por la entrada, curiosa. Apreté la puerta de cristal, tratando de abrirla. Una vez dentro envolví mis audífonos y los puse en el bolso. La zona de recepción era grande. Un número de puertas que daban a diferentes partes del edificio. Las paredes blancas estaban cubiertas de carteles de fitness. Una mujer en el mostrador me sonrió, le correspondí el gesto.

- ¿Puedo ayudarla, señorita?

Giré la cabeza, teniendo que inclinar la cabeza hacia arriba para ver a un hombre alto, musculoso. Su cuerpo grande me intimidaba. Mi nerviosismo era evidente, ya que su rostro severo pronto se transformó en una sonrisa amistosa.

- Yo, umm... ¿Justin está aquí? - pregunté esperanzada.


Me miró durante unos segundos, sus ojos obersvaron mi apariencia por completo. La confusión pasó por su rostro antes de hablar.


- ¿Bieber? - cuestionó con voz profunda.


Asentí.

- Sí. Él está... - giró la cabeza de lado a lado. - Ven conmigo.


Seguí al hombre a una enorme sala de entrenamiento. El olor de la testosterona llenó mis sentidos. Había muchas personas dispersas alrededor del espacio. Todos ellos haciendo ejercicio, levantando pesas, haciendo flexiones, golpeando sacos de boxeo. Miré el centro de la sala, justo a un gran ring de boxeo. Cuerdas gastadas rodeaban la plataforma de lucha.

- Está justo ahí, cariño.


Señaló hacia un rincón. Le di las gracias, esperando a que se fuera, pero él parecía interesado en la situación. Comencé a caminar hacia donde estaban dos chicos descalzos sobre unas colchonetas azules. El pelo de Justin era inmediatamente reconocible, algunos pequeños mechones pegados a la nuca de su cuello sudoroso. Las mangas de su camiseta gris enrolladas en sus fuertes brazos. Mis ojos recorrieron por sus largas piernas, que estaban cubiertas por pantalones cortos color azul oscuro. Se mantuvo de espaldas a mí mientras el otro hombre se ponía de pie.

- Una vez más. - gritó Justin.

El chico se puso frente a él lanzando un golpe a las almohadillas Justin sosteniéndolas. Absorbiendo fácilmente el impacto, dándole instrucciones para hacer un gancho de izquierda.

No interrumpí. En lugar de eso me acerqué a una mesa contra la pared, levantándome para sentarme con las piernas cruzadas en la superficie. Me quité la correa de mi bolso, colocándolo junto a mí. Mis ojos observando con atención las acciones que se llevan a cabo en frente mío. Los músculos de Justin flexionándose mientras él continuaba sosteniendo las almohadillas en las manos. Estaba de espaldas a mí, pero el tipo que estaba tirando los golpes miraba curiosamente en mi dirección.

Una risita escapó de mi boca en cuanto Justin lo golpeó en la parte posterior de la cabeza con una de las almohadillas.

- No quites la vista de tu oponente. - dijo.


Se rieron, en broma codeándole en el hombro.

- Bueno, ¿y si es para mirarla a ella? - respondió el chico, sonriendo.

Justin rápidamente se volcó para ver de lo que estaba hablando. Un ceño confundido grabado en su rostro sudoroso antes de que él se enfocara en mí. Los hoyuelos en sus mejillas apareciendo, con una sonrisa adornando su rostro. Le di un pequeño saludo.

- Vamos a tomarnos un descanso. - le dijo al chico con el que estaba entrenando.


Los guantes y almohadillas fueron removidos de sus manos. Justin se agachó para recoger una botella de agua del piso antes de caminar hacia mí.

- Hola, hermosa.

- Hola.

A dark boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora