La idea de ver a Justin y la fiesta de esta noche había estado rondando por mi cabeza durante el día. Había pasado la mayor parte de este día intentando evitar a Dan, y lo estaba haciendo bastante bien hasta que entró en el almacén que había sido mi escondite. El espacio que yo ocupaba estaba en la parte trasera, la luz de esa fila particular de los estantes tenía que haber sido cambiada hace un mes, lo que significaba que tenía que trabajar en las sombras.
- _____. - me llamó.
El sonido de las baldosas del suelo hizo eco en todo el espacio.
- Adelante. - murmuré, retrocediendo aún más en uno de los estantes.
Mi tarea de esconderme se arruinó, tropezando con una caja que había puesto antes en el suelo. La conmoción de los CDs y de los archivos por el suelo frío trajo la consciencia de mi presencia. Dan pronto se puso encima de mí, su cabello sobre su frente mientras me ofrecía una mano. Acepté, deseosa de quitar el polvo de mi ropa.
Mi tranquilo "gracias" fue recibido con una inclinación de cabeza, después de unos pocos segundos me di la vuelta. Sabía que era grosero, pero no sabía qué más decir, no habíamos estado exactamente en términos de habla últimamente, especialmente después de que hablara a mi espaldas. No debió haberle dicho eso a Justin, no de esa manera.
Me agaché de nuevo, juntando los elementos que se habían desprendido de su posición elevada, organizándolos en pilas. Me sorprendió cuando un par de manos extras procedieron a ayudar en la recuperación. La contracción notable de su boca me hizo creer que se estaba preparando para comunicar sus pensamientos.
- Lo siento ____. - Dan soltó. - Sé que no debí decirlo, y me siento mal por ello. Pero estaba preocupado por ti. Justin tenía que saberlo.
Su confesión repentina me dejó un tanto perpleja. Dan parecía un poco en pánico con mi falta de respuesta, poniendo el archivo hacia abajo y sentándose a mi lado. Ambas espaldas estaban en la estantería. No había estado esperando una disculpa, una mayor preocupación había sido dada en el supuesto de una discusión con gritos, pero que nunca se produjo. No estaba preparada.
- Si puedo hacer cualquier cosa para que me perdones lo haré. - Dan ofreció.
Con cautela puse mi mano sobre la que descansaba sobre su rodilla. Esperaba que el rechazo suave de su intento de entrelazar nuestros no fuera reconocido por Dan. El gesto no había tenido otro significado que el de una amiga.
- Estaba un poco molesta contigo al principio. - admití. - Pero entiendo por qué lo hiciste, estaba sólo mirando por mí y realmente aprecio eso Dan.
El azul de sus ojos parecía aclarar, aliviado de que lo que había hecho no hubiera dejado una marca horrible en nuestra relación. Quité mi mano de la suya, poniéndola en mi regazo.
- ¿Podemos volver a ser como éramos antes? Me gusta pasar el tiempo contigo en el trabajo. - sonrió.
- Por supuesto, siempre y cuando me ayudes a ordenar todo esto. - hice un gesto al desastre que nos rodeaba.