- ¿Quieres que él te bese? - susurré. - ¿Que te lleve a su cama?
Ella agarró mi mano que aún sostenía su muslo, sus dedos trataron de alejarme de ella.
- Bájame. - resopló, moviendo su mano para presionarla contra mi pecho.
Se deslizó desde el capó cuando yo di un paso atrás. Bajé la vista hacia ella, la cara de __ expresaba enojo. Me sorprendió cuando me empujó contra el lateral del coche.
- Eres muy posesivo, y reaccionas de forma exagerada, Justin. - la molestia se insinuó en su voz.
Vi como ella resopló, alejándose del coche por el aparcamiento. Apreté la mandíbula, caminando tras ella y hacia la parte trasera del vehículo. Abrí el maletero, metí sin cuidado las bolsas, la cerré rápidamente antes de caminar en la dirección de __. Una vez llegué a su pequeño cuerpo, envolví los dedos alrededor de su muñeca tirando de ella hacia mí. Le sonreí, sosteniendo su cuerpo al mío. Un suspiro cayó de mis labios con la sensación de su espalda apretada contra mi pecho. __ se retorció un poco cuando bajé mi cabeza hacia su oreja.
- Él nunca podría hacerte sentir tan bien como yo. - susurré.
Mis labios se pusieron en contacto con la piel justo debajo de su oreja, succionando suavemente. Me encantaba darle placer. La sensación que recibía mientras se retorcía con mi toque era algo indescriptible. Quería oírla gritar y gemir. Pero yo no estaba recibiendo la reacción que deseaba ver en aquel momento. Incluso cuando mordí en el calor de su cuello, __ aún permanecía inmóvil, negándose a ceder. Su resistencia ante mí, me hizo reír.
- Vamos a ver cuánto tiempo puedes aguantar, ¿de acuerdo? - la desafié en voz baja.
Lamí con la lengua una línea hasta su cuello antes de que mi brazo moviera sus piernas de debajo de ella. Los grandes ojos azules de __ se pusieron en contacto con los míos. La sostuve contra mi pecho y le guiñé un ojo antes de caminar hacia el coche. Abrí la puerta trasera del coche. Puse a __ sobre el cuero oscuro. A regañadientes se movió hacia atrás ante mi cercanía mientras yo me trepaba, cerrando la puerta detrás de mí. Me eché a reír, agarrándola de los tobillos, jalándola hacia mí, el cuerpo de __ estaba echado en el cuero. Revolví en la bolsa que mantenía en la parte de atrás de mi coche antes de sacar una sudadera. La doblé, el cuerpo de __ se tensó mientras me inclinaba sobre ella. Gentilmente le levanté la cabeza, colocando la ropa debajo.
- Quiero que me mires. - susurré.
Me sorprendió lo bien que iba hasta ahora. La rebeldía de __ sin vacilar por un segundo. Pero, de nuevo, no había comenzado realmente todavía. Empujé sus piernas para que sus rodillas estuvieran dobladas, lo que me permitía descansar entre ellas.
- Sé que esto te gusta.
Empecé a besar su cuello, tomándome mi tiempo para succionar suavemente de vez en cuando.
- Apuesto a que él no sabría que tienes un punto clave justo aquí. - susurré, antes de mordisquear en la área pequeña, donde se cuello se encontraba con su mandíbula.
Me movi hacia atrás sonriendo, ella con los ojos cerrados, obviamente, mientras llevaba a cabo las acciones persistentes de mis labios. Pero se abrieron justo a tiempo para encontrarse con los míos. Se obligó a parecer desinteresada, valientemente aguantando el contacto visual. Sus ojos azules se abrieron un poco mientras traía su mano a mi boca, presionando mis labios en la parte posterior. Yo jugaba con sus dedos antes de colocarlos en mi pelo. __ sabía que si hacía cualquier intento de jugar con mi pelo, yo ganaba. También sabía que se estaba muriendo por tomar mi pelo en un puño entre sus dedos, pero ella se mantenía obstinada. Me gustaba aquel juego.
- Voy a hacer que te olvides de él, bebé. - murmuré.
Ella me miró fijamente cómo bajaba el cierre de su sudadera para revelar sus camiseta. Empujé la parte inferior de su camiseta hacia arriba para descubrir su estómago liso. La suavidad de su piel era una de las muchas características que me gustaban de ella. No sabía por qué, pero me recordaba a lo inocente que era. Bajé la cabeza, mis labios apenas rozando sobre la extensión de su torso. Presioné besos delicados sobre ella, pero la única respuesta que recibí fue un ligero aumento de su respiración. Sonreí cuando mi nariz rozó justo por encima de su ombligo, __ sutilmente pestañeó, con sus dedos ligeramente apretando mis rizos.
Levanté la cabeza sonriéndole. Su rostro se quedó sin emociones. Avancé a inclinarme sobre ella. La mano de __ se deslizó por la parte posterior de mi cuello. Puse mi peso sobre mi brazo a la izquierda de su cabeza. Pasé la otra mano sobre su pecho antes de enganchar el dedo índice en el cuello de su camiseta. Poco a poco la arrastré hacia abajo, revelando más de su suave piel. Humedecí mis labios mientras la miraba. El material de la camiseta se amontonó sobre sus pechos. Su estómago y la parte superior de su pecho estaban expuestos a mí. Pero aún así se quedó congelada mirándome. Sonreí, jugueteando con el colgante de su cuello, ella no se lo había quitado desde que se lo había dado. Agarré con los dientes la cadena, tirando de ella juguetonamente antes de dejarla caer contra su pecho.
- Mmm, hueles bien. - gemía cuando sumergí la cabeza.
Saqué la lengua, dejando rastros húmedos en todo su pecho. Fue cuando soplé sobre los puntos húmedos, sus dedos se deslizaron de nuevo en mi pelo, tomó mi pelo en puño entre sus dedos. El hermoso sonido de su jadeo llenó el coche. Había ganado. Sonriendo, sumergí mi rostro en el hueco de su cuello. Gruñí bromeando, suavemente mordiendo su piel. Su cuerpo se estremeció cuando mi mano rozó por adelante y hacia abajo, rozando sus pechos y su estómago. Agarró con más fuerza mi pelo en cuanto intenté desabrochar el botón de su pantalón.
- Justin. - habló con voz entrecortada.
No paré hasta que me levantó la cabeza.
- Estábamos hablando de ti... le pregunté a Chaz por ti.
La mire durante un segundos, tomándome el tiempo para absorber y procesar sus palabras. Abrí la boca para decir algo, pero se cerró momentos más tarde cuando me quedé sin habla.
- No lo quiero. - protestó.
__ me sorprendió con sus acciones dominantes. Gemí un poco cuando ella me jaló del pelo, poniendo nuestros rostros al mismo nivel.
- Tú eres el único. - susurró.
Le sonreí, apoyando mi frente en la de ella, inhalando su aliento tembloroso. Nuestros labios se rozaron continuamente, pero no nos besamos. Las palabras de __ eran algo que yo nunca había oído antes. A pesar de la cantidad de mujeres con las que había estado, nunca me habían dicho que yo era su único. Entrelacé los dedos con los de su mano libre, apretándola suavemente. Cuando nuestros labios finalmente se encontraron en un beso, mi corazón latía con fuerza contra mi pecho.
No quería a nadie más, sólo a __.