capitulo 55

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Golpeé la puerta negra delante de mí. Sólo tuve que esperar una cuestión de segundos antes de que un alto, chico de pelo claro apareciera. Vestía aún con la ropa de entrenamiento, descalzo.

- Hola hermosa. - sonrió.

- Hola. - sonreí tímidamente.

Agarró mi mano, jalándome por el pasillo de su apartamento antes de cerrar la puerta detrás de mí.

- Sabes, podría haberte ido a recoger. - habló mientras me quitaba el bolso del hombro.

- Está bien.

Estaba trabajando lentamente en la necesidad posesiva de Justin de siempre querer protegerme. Me había permitido a regañadientes que caminara sola a su casa desde mi trabajo después de nuestra conversación por teléfono. Pero eso fue sólo después de unos diez minutos de estar tratando de convencerme de lo contrario.


- Pero gracias por la oferta. - sonreí.

Quería hacerle saber que su atención sobre mí era apreciada. Justin me hacía sentir segura. Sabía que su naturaleza defensiva hacia las mujeres había florecido desde su infancia. Él había crecido demasiado rápido, asumiendo el rol de hombre de la casa. El protector.

Dejé de pensar cuando sus labios aterrizaron sobre los míos. El beso fue dulce, duro un par de segundos antes de que él se apartara, frotando su nariz contra la mía. Coloqué las manos en su pecho, sintiendo su fuerte torso a través de la camiseta que llevaba. Las vibraciones se podían sentir mientras Justin tarareaba en aprecio mis caricias, los dedos moviéndose lentamente. Agarré el material azul marino de su cadera, tirando ligeramente.

- Me encantan estos shorts. - admití.

- ¿Ah, sí? - preguntó, enarcando las cejas.

Su tono era tentador, sus dedos largos movieron los mechones de pelo de mi cara.

- Mmm. Tienes un buen par de piernas, Justin.

Me incliné hacia arriba dándole un beso en la mejilla mientras reía. Cuando me retiré, le guiñé el ojo. Me giré, dirigiéndome al final del pasillo, pero Justin agarró rápidamente mi mano.

- ¿Acabas de guiñarme el ojo? - preguntó más que divertido.

Me encogí de hombros tratando de evitar la propagación de una sonrisa.

- Estás usando mis movimientos en mi contra. - dijo con voz grave.

- ¿Quién dijo que eran tus movimientos? - respondí con descaro.

Su risa ronca resonó mientras cogía mi mano y la llevaba a su boca. Sus labios rosados dejaron un beso en la parte posterior.

- Eres increíble. - susurró contra mi piel.

Suspiré cuando Justin me acercó a su cuerpo cálido, puse los brazos alrededor de su cintura, sosteniéndolo cerca. Inclinó la cabeza, sus dientes mordisquearon la piel en el hueco de mi cuello mientras gruñía juguetonamente. Las acciones íntimas casi me hicieron olvidar la pelea inminente. Casi.

Dos días. Dos días hasta que Justin entrara en el ring. Me importaba un bledo quién ganara, siempre y cuando lograra salir con vida. Había llegado a entender rápidamente que Justin poseía terquedad por naturaleza. Se había negado a hablar conmigo sobre el combate en cuando trataba desesperadamente de persuadirlo para cancelarlo. Mi último intento le había causado levantar la voz, acurrucándome contra la pared. No quería enfadar a Justin, los dos sabíamos que las marcas en mi brazo todavía no habían desaparecido.

Era como si pudiera leer mi mente, cuando gentilmente tomó mi muñeca. Mi respiración se enganchó mientras lo miraba fijamente levantar mi antebrazo. La piel oscura impresa con los dedos de Justin y la fuerza con la que me había sostenido días antes. Odiaba el recordatorio físico de cómo perdió los estribos, sin saber que me estaba causando daño. Justin era mucho más fuerte. Eso me asustaba. Su nerviosismo era evidente, tragando saliva antes de poner besos en los moretones. Todo el rato con su mirada clavada en mí.

- Tengo un par de cosas que resolver. No tardaré mucho.

Me apretó la mano y me dio una pequeña sonrisa. Me decepciono que no alcanzara a mostrar sus lindos hoyuelos.

- Vale. - asentí.

Besé su mejilla antes de que se alejara hacia la sala de estar. Lo seguí mientras lo observaba sentarse, poniendo su portátil en la mesa y cruzando los tobillos. Me apoyé en el marco de la puerta, mirando con curiosidad mientras escribía. Los ojos brillantes de Justin me miraron juguetonamente.

A dark boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora