Era extraño ver a Justin entrenar. Esta vez era él el que daba ganchos en las almohadillas. Se veía muy fuerte, en control, su enfoque completamente en la lo que estaba haciendo. Canalizando su ira en algo en lo que era experto. Al tipo que sostenía las almohadillas le estaba costando un poco mientras los guantes de Justin golpeaban continuamente contra estas. Pero yo no podía evitar esa sensación horrible.
- Sabes, él va a estar bien. - dijo Chaz.
Lo vi sentarse a mi lado, mi libro yacía olvidado en mi regazo.
- ¿Te dijo contra quién iba a pelear?
Negué con la cabeza. Yo realmente no quería saber con quién Justin iba a estar en contra. El pensamiento revolvió mi estómago. Imágenes de él inconsciente en el suelo ring de boxeo inundando mi mente.
- El tipo es un hijo de puta. - Chaz sacudió la cabeza con disgusto antes de continuar. - Se sabe que pega a cualquier chica con la que está saliendo.
Mi mano subió hasta mi boca en estado de shock.
- Te has encontrado a Hayley, ¿no? - cuestionó.
- Umm...
Mi mente corrío hacia todas las caras de la gente que Justin me había presentado. Di un suspiro cuando ella apareció en mi mente. Yo la había conocido, una de las primeras noches que Justin me había llevado a un club. La noche en que había conocido también a Jake. Me estremecí ante el pensamiento.
- Hayley es una de las amigas de Justin.
- Me acuerdo de ella. - asentí.
Ella era hermosa, pelo largo negro, piel oscura. Por el poco tiempo que le había hablado me parecía encantadora. Yo no entendía lo que tenía que ver con esta situación hasta que oí hablar una vez más a Chaz.
- Tiene una cicatriz en la frente.
No necesitaba que Chaz siguiera. Náuseas corriendo a través de mí, yo sabía exactamente que le había causado la cicatriz. Es por eso que Justin estaba tan decidido a pelear contra este tipo. Había lastimado a una de las amigas de Justin.
Miré para ver al muchacho de pelo claro mirándome directamente. Había dejado su entrenamiento, sus guantes removidos mientras iba por un poco de agua. Sus cejas descendieron en un ceño cuando vio mi expresión de molestia. Sentí la mesa moverse cuando Chaz se bajó, acercándose a despejar algunos equipos. Mi enfoque cayó de nuevo a mi libro como escuché pies descalzos caminando por el suelo hacia mí. Me negué a mirar hacia arriba. Sumergió la cabeza en el hueco de mi cuello, tratando de obtener una respuesta.
- Estás enfadada conmigo. - dijo en voz baja, casi confirmándoselo a sí mismo.
Yo no estaba enojada. Yo estaba preocupada. Sus labios carnosos besando mi cuello, pero me quedé sin expresión hacia él, todavía un poco agitada por el encuentro anterior. Yo jadeé un poco cuando su cálida mano agarró la mía, notándolo vacilar un poco, recordando el dolor que me había causado un corto tiempo atrás. Sus ojos se cerraron brevemente antes de hablar.
- Vamos. Vas a ser mi motivación.
Fui jalada suavemente de mi asiento en la mesa y movida detrás de Justin a la lona azul práctica. Justin se mantuvo de pie frente a mí, dándome una pequeña sonrisa.
- Acuéstate para mí, bebé.
Le di una mirada confusa antes de que él asintiera, alentándome. Rodeé los ojos mientras tomaba mi mano, ayudándome a echarme sobre la colchoneta elástica. Yo estaba tendida, mirando al chico hermoso encima de mí, sin saber muy bien cuáles eran sus intenciones. Justin me guiñó un ojo antes de colocar una rodilla a cada lado de mi cintura. La gran envergadura de sus manos extendidas a ambos lados de mi cabeza. Se arrastró un poco, enderezando las piernas y los brazos. El cuerpo de Justin bajando, sus músculos flexionados, su cara a centímetros de la mía cuando comenzó con su primera flexión. Un pequeño beso fue robado de mis labios antes de que él enderezara sus brazos, elevándose por encima de mí. Me reí mientras él dulcemente frotó su nariz contra la mía y luego se apartó de nuevo, obviamente no queriendo forzar su suerte. Los acontecimientos de los vestuarios todavía no olvidados. La tercera flexión fue recompensada con un beso más pesado, Justin persistiendo mientras mi mano se estiró para agarrar su nuca y su cuello.
Él se rió entre dientes alejándose una vez más, pero no pudiendo completar una flexión entera. Mi mano jalándolo hacia abajo. Nuestros labios fuertemente apretados cuando un gemido fue emitido desde la parte posterior de su garganta.
- __. - se rió.
Mi toque liberándolo mientras veía que Justin aumentaba la distancia entre nosotros. Me gustaba participar en este tipo de ejercicio. No se requería nada mas de mi parte solo estar debajo de Justin, premiándolo por cada flexión completada. Sólo llegamos a catorce antes de que yo envolviera una pierna alrededor de su cintura, jalándolo a mí. Justin voluntariamente cediendo.
- Hmm, me gusta entrenar contigo. No puedo hacer esto con Chaz. - bromeó.
Me reí de su comentario.
- Bien, porque no quiero compartirte.
Unos cuantos besos más esporádicamente se colocaron por encima de mi cara antes de retirarse. Justin me observó fijamente, al ver mi cambio de humor.
- ¿Qué pasa? - preguntó.
- Sé por qué vas a pelear... debido a Hayley. - hablé en voz baja.
Los músculos de sus brazos parecían tensarse aún más, todavía él sobre mí.
- Es un desperdicio. Ella no se merecía eso, ninguna de las chicas. - su tono era áspero.
Justin notó mi cuerpo en tensión por debajo de él y rápidamente se hizo un esfuerzo para tratar de calmarlo. Mis dedos se estiraron para acariciarle la mejilla. Su mandíbula relajándose con mi toque.
- Ha estado jactándose por suficiente tiempo diciendo que podía derribarme. Ahora tiene su oportunidad.
En ese momento sólo había unas pocas personas dando vueltas, empacando las cosas, incluyendo a Chaz. Empujé suavemente mis manos a los hombros fuertes de Justin y él me permitió darnos la vuelta. Me puse encima de él, sus dedos largos corriendo por mi espina dorsal.
- Todavía no quiero que pelees, pero ahora lo entiendo. - hablé en su pecho.
Su torso subía y bajaba constantemente debajo de mí. Una mano grande con cautela agarró mi muñeca, tirando suavemente mi brazo. Yo no podía dejar de agarrar en puño la tela de su camiseta mientras sentía a Justin colocar delicados besos sobre la piel enrojecida aún. Los dos sabíamos que se iba a poner morado, un recordatorio de su mal genio en mi antebrazo.
- Lo siento, __. - hizo una pausa. - Quiero que te sientas a salvo conmigo... quiero mantenerte a salvo.
Sus labios carnosos y su aliento caliente calmando la lesión no intencional mientras yacía en Justin.
- Entonces no hagas nada para que te tema. - susurré