Me quedé callada, Justin nerviosamente mordiéndose el labio inferior. Supuse que él pensaba que yo todavía quería irme cuando su presencia abandonó el lugar desde donde resguardaba la puerta. Justin se movió detrás de mí, sentándose en el borde de la cama en la derrota. Me quedé allí durante lo que parecieron minutos, con los ojos clavados en mi escape. Hubiera sido muy fácil para mí caminar en línea recta. Pero sabía que el dolor emocional sería insoportable. Estaba enamorada de un chico que sabía que era peligroso. Pero no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto.
Bruscamente me volví hacia Justin, sus ojos chispeantes, imposiblemente más grandes cuando su cabeza se elevó a mi mirada. Su mirada sorprendida mantenía esperanza. Era casi como si no pudiera comprender mis acciones cuando me senté a su lado, nuestros muslos rozando. Su calor emanado con nuestro toque, pero no hizo ningún movimiento para conectar a nuestros dedos como lo haría normalmente.
- Justin, ¿tienes un arma o-o es de otra persona?
Los dos estábamos mirando al suelo.
- De otra persona - hizo eco la ronca voz de Justin.
No estaba muy segura de si debía estar aliviada por la información dada, o petrificada porque Justin tenía conocidos que poseían armas.
- ¿Por qué demonios conoces a alguien que posee un arma?
Su cabeza se volcó hacia mí, con los ojos atrapándose unos a los otros. Absorbió mi rostro por un momento, teniendo la comodidad en el hecho de que yo había elegido quedarle para darle el beneficio de la duda.
- ¿Recuerdas que te dije acerca de ser detenido por la policía?
Mi mente viajó de nuevo al parque de atracciones y cuando Justin había dicho eso casualmente en la conversación. En ese momento yo había pensado que l incidente se había reducido a su mal genio, una pelea tonta alimentada por el ego.
- Fuisteis puestos bajo custodia. - confirmé.
Él asintió con la cabeza. Justin pausó, casi como para medir mi reacción. Ansiosamente jugueteó con sus dedos sobre su regazo.
- Hubo una pelea en un club al que solía ir... Se puso un poco mal esa noche, la gente estaba intoxicada. Uno de los chicos del grupo con el que estaba disparó varias veces.
No me había dado cuenta, pero mientras Justin hablaba yo había tomado su mano izquierda en la mía, apretándola mientras esperaba paciente a que continuara.
- Nadie fue herido. - afirmó. - Y yo no tenía idea sobre el arma entonces.
Asentí con la cabeza en comprensión. Parecía un poco aliviado con mi reacción.
- La policía llegó y se llevó a todos a la comisaria... no tuve cargos, sin embargo.
Nos sentamos por un corto tiempo, mi mente procesando lo que había escapado por la boca de Justin.
Cuando se movió mi atención se precipitó de nuevo, tomando mi otra mano en la suya. Me resulta difícil comprender cómo alguien podía verse tan perfecto como Justin, pero aún contener tal oscuridad inconfundible. Los dos parecían contradecirse fuertemente contra sí.
- Estaba enfadado. - Justin sacudió la cabeza. - No me gusta la forma en la que te estaba tratando.
No lo entendía, Dan había sido más que amable conmigo, pero Justin se negaba a verlo. Me había dado cuenta que su comportamiento posesivo había aumentado desde la noche que pasamos juntos en mi habitación. Cuando estábamos en la presencia del otro, yo siempre me encontraba compartiendo el calor de su cuerpo. El brazo de Justin se ponía alrededor de mi espalda o mis hombros, acercándome, entrelazando nuestros dedos inconscientemente. Incluso cuando dormíamos, Justin se sentía como una manta extra, sus pestañas rozando mi mejilla mientras me sostenía imposiblemente cerca. Si no tuviéramos responsabilidades, tenía la sensación de que nunca me dejaría ir.
- Eres mía y haría lo imposible para protegerte.
- Justin, no tienes que preocuparte por Dan. - dije intentando calmarlo.
Mi cuerpo bajó al edredón, el alivio corriendo, sabiendo que habíamos tenido la conversación que temía tener con Justin desde que había hablado con Dan. Pude relajarme un poco con la confirmación de que no era mi novio el que poseía un objeto que podría fácilmente terminar con una vida.
Me tomó por sorpresa como un par de labios se apretaron contra los míos, mis ojos parpadeando hasta abrirse por completo. Justin se alejó, moviendo su cuerpo sobre el mío. Sus dedos largos atraídos por la cadena de plata sobre el cuello de mi ropa, jugueteando con el colgante por un corto tiempo. El gesto fue un recordatorio de la noche que me lo había dado y lo mucho que se preocupaba por mí.
- Sabes que yo nunca te haría daño. - hizo una mueca ligeramente ante sus propias palabras y cómo se contrastaban con el número de moretones en mi cuerpo. Su cabeza se sacudió cuando él frunció el ceño. - No intencionadamente. - Sus palabras salieron de su boca en forma de susurro.
- Lo sé. - susurré, una pequeña sonrisa curvándose en mis labios.