Su tono juguetón fue claro mientras se subía los pantalones hasta las caderas, cubriendo parcialmente, las huellas de mi palma que había dejado a su piel. Me moví, bajándome los pantalones, tropezando un poco antes de recuperar el equilibrio. Justin ya estaba vestido mientras me miraba fijamente. Me agaché para buscar algo limpio que ponerme. Mis dedos agarraron un par de vaqueros que estaban cerca. Los subí por mis piernas mientras Justin buscaba una sudadera para mí. Mis dedos curiosamente cogieron una gorra de color azul marino escondido entre la ropa.
- Uh, uh, eso es mío. - Justin hablaba juguetonamente.
Cogí la gorra. Miraba fijamente cómo los mechones desordenados de Justin se apartaban de su frente, el ala del gorro a la parte posterior de su cabeza. No pensé que fuera posible que se viera aún más atractivo, pero Justin tenía la costumbre de probar que estaba equivocada.
- Te ves sexy. - dije.
Se rió de mi elogio repentino, mis mejillas se sonrojaron. Justin dejó un pequeño beso en mi nariz.
- Gracias pequeña. Tú tampoco te ves mal. - Justin me guiñó un ojo. Sus ojos recorriendo tentativamente mi cuerpo.
En ese momento me di cuenta de que seguía sin camiseta. Mi visión se desvió hacia el suelo, hasta que Justin me tiró una sudadera de color gris.
- Toma. - habló.
Me ayudó a vestirme, el material suelto quedando holgado alrededor de mi cuerpo. Sus dedos largos agarrando la cremallera antes de que fuera subida. Giré los ojos cuando Justin pareció cambiar de opinión, descaradamente exponiendo más de mi pecho a sus ojos chispeantes. Mi mano empujándolo mientra se reía entre dientes, lo reajusté, cerrando la cremallera a lo más alto. Aspiré el olor familiar de Justin que se quedó en la ropa, sintiéndome segura y cálida. La sudadera de Justin era demasiado grande, mis dedos enrollando las mangas, creyendo que seguro parecía más pequeña de lo habitual ya que el dobladillo me quedaba a la mitad del muslo.
- Está lloviendo. - comentó.
Me paré mientras él levantaba mi capucha, mi pelo desordenado cayendo sobre mis hombros. Sus ojos mieles escaneando mi cara mientras yo le sonreía timidamente. Justin se inclinó hacia adelante, con el pulgar suavemente rozando mi mejilla.
- Eres tan linda.
- Tú también lo eres. - toqué su hoyuelo izquierdo.
Podía oír su risa, inclinándose y levantando la ropa manchada de pintura. Ya tenía sus supras puestas antes de que yo tuviera la oportunidad de coger mis zapatillas. Pero quedé un poco sorprendida cuando Justin los tomó de mis manos. Su voz sonaba ronca mientras lo miraba confundida.
- Necesito que lleves esto. - me entregó la ropa, mis brazos sosteniendo la ropa contra mi pecho. - Así yo te cargo.
Las llaves de Justin fueron colocada en el bolsillo de la sudadera que yo llevaba puesta antes de que él procediera a cargarme y llevándome al estilo nupcial por las escaleras. No había necesidad de que yo sostuviera la ropa, las telas descansaban sobre mi estómago mientras envolvía un brazo alrededor de su cuello. La fuerza de Justin siempre asombrándome, no parecía tener dificultades con nada. Un hecho del que yo era muy consciente cada vez que espontáneamente me cargaba.
Una vez que pasamos las escaleras, Justin nos acercó al interruptor de la luz ,mis dedos extendidos apagando la luz. Mi palma pegada a la puerta del metal, no teniendo la fuerza contundente que necesitaba. Retiré mi tacto cuando Justin me dio un ligero apretón, haciendo que la barrera se abriera con su pie. Mis ojos se abrieron como a sabiendas me sonrió.
Un círculo grande de lluvia se derramaba sobre nosotros, enfriando la extensión no cubierta de mi pierna. Estaba agradecida por el calor del cuerpo de Justin y la capucha de su ropa. Mis dedos buscaron a tientas las llaves que habían sido estratégicamente colocadas en mi bolsillo, murmurando con disgusto por la puerta aparentemente inflexible, que se negó a cerrar por completo.
- Pequeñaja, me estoy mojando un poco aquí, ¿podrías darte prisa? - sugirió Justin.
Sabía que las manchas de agua en su camiseta se volverían como transparentes. Mi mente se alejó irremediablemente con la imagen de Justin mojado y sin camisa, pronto agité la imagen pecadora de mi cabeza mientras sostenía su nuca un poco más fuerte.
- Espera. - hablé. inclinándome hacia adelante lejos de su comodidad.
Algunas maldiciones escaparon de mi boca cuando fallé tratando de empujar la pesada puerta de nuevo a su lugar.
- ___.
Salté cuando la rodilla derecha de Justin entró en contacto con la puerta, la resolución de la rigidez que no me permitiría que se quedase atascada. Apreté mi agarre en la parte de atrás de su cuello con sorpresa.
- Oh, gracias. - tartamudeé.
- No hay de qué.
El sonido de la cerradura señaló que el estudio de arte estaba seguro, Justin entonces nos llevó por el camino estrecho de la acera que bordeaba la carretera principal. Yo lo observaba, su bello rostro salpicado de gotas de agua. Sus hoyuelos se mostraron mientras unía las gotas de lluvia en sus mejillas con la pun*ta de mi índice.
Minutos más tarde nos paramos al lado del gran vehículo de Justin. Mis dedos una vez más, juguetearon con las llaves de las que estaba temporalmente a cargo, abriendo el auto con un clic del botón. La puerta del copiloto se abrió, mi cuerpo fue colocado cuidadosamente en el asiento delantero mientras yo organizaba la ropa salpicada de pintura. Justin recibió mi agradecimiento, colocando mis zapatillas en el suelo del auto.
A medida que tomaba el lugar a mi lado en la parte delantera del coche mi sonrisa aparecía de nuevo. Las rayas negras que había puesto en los pómulos de Justin fueron manchadas de gotas de lluvia. No podía dejar de admirar cómo incluso cuando estaba desordenado y húmedo, Justin seguía siendo el hombre más impresionante que había visto jamás. Todo en él era cautivador, sus ojos hermosos, sus carnosos labios en forma de puchero y el hábito entrañable que tenía de deslizar su lengua y mojarlos. Pero no era todo acerca de su estética física atractiva, algo que muchas mujeres habían mirado apenas pasaban. Era la oscuridad dentro de él y lo rápido que se podía transformar en el lado juguetón y cariñoso que me encantaba. Todavía había algo impredecible sobre el hombre quien en el momento estaba besando la palma de mi mano. Pero yo estaba dispuesta a aceptarlo para mantener a Justin en mi vida.
- Creo que debemos conseguir un poco de pintura para el cuerpo. - Justin interrumpió mis pensamientos. Los largos dedos jugando con la cremallera de la sudadera adornando mi torso, tirando de ella ligeramente para revelar un poco más de la cálida carne. - Tal vez con sabor a chocolate... entonces yo podría lamer tu cuerpo desnudo. - su voz fue bajando considerablemente.
- ¡Justin! - me sonrojé golpeando con fuerza su brazo.