Mi dura mirada se encontró con una mueca burlona en sus labios. Justin me guiñó un ojo antes de tararear mientras se abría camino al baño. Sólo tomó unos minutos para hacerme más presentable, encontrando algo de ropa que había dejado en su casa por visitas anteriores. Me quedé con la misma camisa, pero combinaba con un chaleco debajo. Recogí mi cabello en una cola de caballo. Hasta que me diera una ducha no había mucho que pudiera hacer al respecto. Los pantalones fueron retorcidos por mis piernas antes de que hubiera un golpe en la puerta. Hubo un pequeño retraso, Jazzy apareció en la puerta. Parecía no tener en cuenta mi estado nervioso, moviéndose hacia delante a la habitación de Justin, como si fuera la suya.
- Pensábamos que te estabas escondiendo de nosotras. - ella se echó a reír.
- Vamos.
Con eso mi mano se tomó entre la suya y me guió por el pasillo hasta donde la madre de Justin todavía estaba sentada en el sofá.
***
Era extraño, a pesar de la limitada cantidad de tiempo que habíamos pasado juntas me sentí a gusto. Pattie tenía una naturaleza mucho más tranquila en comparación con Jazzy, cuyas manos estaban constantemente haciendo un gesto en el aire mientras hablaba. Había aprendido que Jazzy no era de las que se preocupara de lo que la gente pensaba, y yo admiraba eso de ella. Pero tuve la sensación de que Justin habría intentado domar ese lado de ella cuando eran más jóvenes, tal vez sentía vergüenza por el atrevimiento de su hermana.
Al ser testigo de la interacción frente a mí, llegué a reconocer ciertas características familiares, tanto en los rasgos físicos y de personalidad.
Estaba claro de dónde Justin había heredado su pelo claro y ondulado, el de su madre es más largo, y obviamente más cuidado. Él también compartía la misma llama que podía ver dentro de Jazzy, su sentido del humor, una firma de acuerdo mientras se reía, metiendo sus piernas debajo de ella en el sofá.
Me senté y escuché las historias divertidas que eran contadas a costa de Justin.
A veces ellas me hacían escupir el agua que bebía para bajar mi tostada la cual me comía en el sofá frente a las dos mujeres. Ellas me negaron cortésmente la taza de té, menos la leche que yo les había ofrecido. Parecía que ambas estaban satisfechas con sólo sentarse y conversar, por lo que hice, lo que quería hacer en el futuro. Pero la conversación pronto hizo un giro hacia Justin.
- ¿Cómo era Justin cuando era pequeño? - le pregunté, terminando mi desayuno que ahora era más como un a lmuerzo.
- Creo que como la mayoría de los adolescentes realmente, él era un poco gruñón. Pero siempre fue muy dulce, siempre quería ayudar. Tenía esa vena protectora en él.
Sabía muy bien lo mucho que Justin haría para garantizar la seguridad de alguien, a veces en total desprecio a la suya. No me sorprendió al saber que esos instintos llegaron más atrás en sus años más jóvenes. Eso me hizo preguntarme cómo empezó, qué suceso había tenido lugar para que Justin cambiara repentinamente, o si había sido una progresión de una cosa tras otra. Me dolía el corazón al pensar en un niño sacrificando la diversión de aprender a montar en bicicleta por la de preocuparse por la seguridad de su familia. Todo el mundo merece una infancia.