capítulo 1,6

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Cogio el libro y lo miró por todos lados. Las tapas eran de color cobre y brillaban al mover el libro. Al hojearlo por encima, vio que el texto estaba impreso en dos colores. No parecía tener ilustraciones, pero si unas letras iniciales de capítulo grandes y hermosas mirando con más atención la portada, descubrió en ella dos serpientes, una clara y otra negra que se mordian mutuamente la cola formando un óvalo

 No parecía tener ilustraciones, pero si unas letras iniciales de capítulo grandes y hermosas mirando con más atención la portada, descubrió en ella dos serpientes, una clara y otra negra que se mordian mutuamente la cola formando un óvalo

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Y en ese óvalo, en letras caprichosamente entrelazadas, estaba el título :

  La historia interminable

Las pasiones humanas son un misterio, y alos niños le pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no la han vivido no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni si quiera ellos, pueden explicar realmente por qué. Otros se arruinan para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de ellos.
Otros se destruyen a si mismo por no saber resistir los placeres de la mesa... O de la botella. Algunos pierden cuando tienen que ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamas podrá realizarse. Unos cuantos creen que solo serían felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay. La pasión de Bastian  Baltasar Bux eran los libros
Quien no haya pasado tardes enteras delante un libro, con las orejas ardiendole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenia hambre o se estaba quedando helado
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, por que papá y mamá o alguna otra persona solicitá le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba por lo que había temido y rezado

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora