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Durante el viaje, Bastian supo por el barquero  -quien por cierto llevaba un traje tejido de plata- que las aguas color violeta del lago eran tan saladas y amargas que, a larga nada podia resistir su poder destructor... nada salvo la plata. El lago se llamaba Murhu o lago de las lagrimas. En tiempos muy remotos se habia trasladado a la ciudad de Amarganz al centro del lago para proteger de invasores, porque quien habia intentado llegar hasta ella en barcos de madera o embarcaciones de hierro se habian hundido y habia perecido, ya que el agua descomponia en poco tiempo buque y tripulacion. Pero ahora habia otra razon para que Amarganz estuviera sobre el agua. En efecto, a sus habitantes les gustaba reagrupar de vez en cuando sus viviendas, formando nuevas calles y plazas. Cuando por ejemplo, dos familias que vivian en extremos opuestos de la ciudad se hacian amigas o emparentaban porque sus miembros jovenes contraian matrimonio dejavan su lugar su lugar anterior y colocaban proximos sus barcos de plata haciendose vecinos. Dicho sea de paso, la plata era de clase especial y tan unica como la incomparable belleza de su trabajo.

A Bastian le hubiera gustado oir mas cosas aun pero el trasbordador habia llegado a la ciudad y tuvo que bajar con sus compañeros de viaje.

Ante todo buscaron alberge, al fin de alogarse con sus caballerias. No fue muy facil porque Amarganz habia sido tomada casi por asalto por los viajeros que llegaban, de cerca o de lejos, para el torneo. Pero finalmente encontraron sitio en una posada. Cuando Bastian llevaba a la mula al establo, le cuchicheo al oido:

-no te olvides de lo que me has plometido, Yicha. Hasta pronto.

Yicha se limito a asentircon la cabeza.

Luego, Bastian dijo a sus compañeros de viaje que no queria seguir importunandolos e iba a visitar a la ciudad por su cuenta, les dio las gracias por su amabilidad y se despidio de ellos. En realidad ardia en deseos de encotrar a Atreyu.

Las embarcaciones pequeñas estaban unidas entre si por pasarelas: unas estrechas y flágiles, de forma que sólo podía pasar por ella una persona, y otras anchas y esplendidas como calles, en las que se apretujaba la multitud. Habia tambien puentes colgantes cubiertos y en los canales, entre los buques palacio, se movian cientos de canoa de plata. Sin embargo, a dondequiera que se fuera o en dondequiera que se estuviera, se sentia siempre bajo los pies un suave subir y bajar del suelo, que recordaba que la ciudad entera flotaba soble el agua.

La multitud de visitantes, de los que la ciudad parecia estar realmente rebosante, era tan multicolor y multiforme que haria falta un libro entero para describirla. Los amargancios eran faciles de reconocer, porque llevaban todos trajes de tejido de plata, casi tqn hermosos como el manto de Bastian. Tambien sus cabellos eran plateados, y ellos eran altos y bien parecidos y tenian los ojos de un color tan violeta como Murhu el lago de las lagrimas

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora