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Schirkrie, que al parecer era el mas viejo de los tres y se sentaba en medio, señaló lentamente con la mano un sitio vacio que  habia frente  a ellos. Bastian se sentó.

Tras un largo silencio, Schirkrie comenzó a  hablar. Lo hacia muy bajo pero su voz sonaba profunda y llena.

-Desde los tiempos mas remotos reflexionamos en el enigma  de nuestro mundo. Yisipu piensa sobre él algo algo distinto  de lo que  intuye Uschtu; la intuición  de Uschtu  enseña algo  distinto de lo que yo veo y, a mi vez, veo algo distinto de lo que Yisipu piensa. No debe seguir  siendo  así. Por eso te hemos  rogado, Gran Sabio, que  vengas a nosotros y nos instruyas. ¿Atenderás nuestro ruego?

-Lo haré -dijo Bastian.

-Entonces escucha, Gran Sabio, nuestra pregunta: ¿Que es fantasía?

Bastian  callo durante un rato y luego y luego respondió:

-Fantasía es la historia interminable.

-Danos tiempo para entender tu respuesta -dijo Schirkrie-. Mañana a la misma hora nos reuniremos  aquí  de nuevo.

Todos, los tres pensadores profundos y también todos los  monjes  del conocimiento, se devantaron silenciosamente y salieron.

Bastian, Atreyu y Xayide fueron llevados a las celdas de huéspedes, en las que  a cada uno le esperaba una comida sencilla. Los lechos eran simples camas de madera  con ásperas mantas de lana. A Bastian y Atreyu, naturalmente, no les importó, pero Xayide, que se hubiera preparado mágicamente una cama más agradable, pudo comprobar que  sus artes no le servían en aquel monasterio.

A la noche siguiente, a la hora fijada, se congregaron de nuevo todos los monjes y los tres pensadores profundos enl la gran sala de la cúpula. Bastian se sentó otra vez en el sitio y Xayide y Atreyu se colocaron de pie a su izquierda y su derecha.

Esta vez fue Uschtu, la madre de la intuición, quien miro a Bastian con sus grandes ojos de lechuza y habló:

- Hemos meditado en tu enseñanza, gran sabio. Sin embargo, nos ha planteado una nueva pregunta. Si fantasía es, como dices, la historia interminable, ¿donde esta escrita esa historia interminable?

Otra vez calló un rato Bastian y respondió luego:

- En un libro de tapas de color cobre.

- Danos tiempo para entender tus palabras -dijo Uschtu-. Nos reuniremos aquí  de nuevo mañana a la misma hora.

Todo ocurrió como en la noche anterior. Y a la noche siguiente, cuando otra vez estuvieron reunidos en el aula. Yisipu, el hijo de la sagacidad, tomo la palabra:

-También esta vez hemos reflexionado en tu enseñanza, Gran Sabio. Y de nuevo nos encontramos, desconcertados, ante una nueva pregunta. Si nuestro mundo de fantasía es una historia interminable, y esa historia interminable esta escrita en un libro de tapas de color cobre... ¿donde se encuentra ese libro?

Y tras un corto silencio respondió Bastian:

-En el desván de un colegio.

-Gran sabio -repuso Yisipu, el de cabeza de zorro-, no dudamos de la veracidad de lo que nos dices. Sin embargo, quisiéramos rogarte que nos mostraras esa verda. ¿podrias hacerlo?

Bastian reflexionó y luego dijo:

- creo que podré.

Atreyu miro a Bastian sorprendido. También Xayide tenía una expresión interrogante en sus ojos de colores distintos.

-Mañana nos reuniremos de nuevo a esta misma hora -dijo Bastian-, pero no aquí  en el aula, sino fuera, sobre los tejados de Guigam, el monasterio de las estrellas. Y deberán contemplar atentamente y sin interrupción el cielo.

A la noche siguiente -que era tan clara y estrellada como las tres anteriores-  Todos los miembros de la cofradía, incluidos los tres pensadores profundos, estaban a la hora fijada en los tejados del monasterio, contemplando con la cabeza echada hacia atrás, el cielo nocturno. También Atreyu y Xayide, que no sabian lo que se proponia Bastian, se encontraban entre ellos.

Bastian., sin embargo se subió al punto más  alto de  la cúpula. Cuando estuvo arriba miro a su alrededor y en aquel momento, por primera vez, vio a lo lejos, muy lejos en el horizonte, resplandeciendo mágicamente a la luz de la luna, la torre de marfil.

Saco del.bolsillo la piedra Al-Thahir, que brillaba suavemente. Bastian recordó las palabras  de la inscripción que había en la puerta de la biblioteca de Amarganz.

    ... Mas si dijiera mi nombre otra vez
Desde el final  al principio,
despediria en un solo segundo
la luz de cien años...

S

ostuvo la piedra en lo alto y gritó:

¡Rihast-la!

En aquel momento se produjo un relámpago de tal luminosidad que  el cielo estrellado palidecio y el espacio oscuro que había detras quedó iluminado. Y aquel espacio era el espacio desván del colegio, con sus vigas poderosas, ennegrecidas por los años. Y luego todo pasó. Después de despedir la luz de cien años, Al-Thahir habia desaparecido sin dejar rastros

Todos, incluido Bastian, necesitaron algún tiempo para que sus ojos se acostumbraran de nuevo a la debil luz de la luna y las estrellas.

Conmovidos por la visión,  se congregaron en silencio en la gran aula. Bastian entró el último. Los monjes del conocimiento y los tres pensadores profundos se levantaron de sus asientos y se inclinaron profunda y largariiente ante él.

-No hay palabras -dijo Schirkrie- con las que pudiera  agradecerte ese relámpago de iluminación, gran sabio. Porque en ese misterioso desván he visto a un ser de mi especie: un águila

-Te equivocas, Schirkrie -lo contradijo con suave sonrisa Uschtu, la del rostro de lechuza-, He vistó muy bien  que se trata de una lechuza.

-los dos mienten -le interrumpió Yisipu con ojos brillantes-, El ser que alli habia era de mi especie: un zorro

Schirkrie levantó las manos con un gesto de rechazo.

-Estamos otra vez donde estabamos -dijo-. Sólo tú puedes  responder también a esta pregunta, gran sabio. ¿cual de los tres tiene razon?

Bastian sonrio con con indiferencia y dijo:

-Los tres.

-Danos tiempo para entender tu respuesta - pidio Uschtu.

-si -contestó Bastian-, todo lo que quieran. Porque los vamos a dejar.

El desencanto se pinto en los rostros de los monjes  del conocimiento y también en el de sus superiores, pero Bastian rechazo impasible sus insistentes ruegos de que se quedara con ellos mucho tiempo o, mejor, para siempre.

De forma que fue acompañado afuera con sus dos discípulos, y los mensajeros alados los llevaron de nuevo al campamento.

Aquella noche, por cierto, comenzó en Guiman, el.monasterio de las estrellas, la primera discrepancia fundamental entre los tres pensadores profundos, que  muchos años después hizo que se disolviera la cofradía y que Uschtu, la madre de la intuición, Schirkrie el padre de la visión y Yisipu, el hijo de la sagacidad, fundaran un monasterio cada uno. Pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Bastian, sin embargo, había perdido aquella noche el recuerdo de haber estado nunca en un colegio.También el desván y hasta el libro robado de tapas de color cobre habian desaparecido de su memoria. Y nunca más se preguntó cómo habia llegado a fantasía

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora