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Y asi será hasta el fin de la gran búsqueda... acabe como acabe.

Atreyu asintió.

-¡Adiós cairon!

-¡Adios Atreyu¡ ¡y... mucha suerte!

El muchacho se volvió e iba a salír ya de la tienda cuando el Centauro lo llamó otra vez. Mientras estaban frente a frente el viejo le puso ambas manos sobre los hombros, lo miró con una sonrisa respetuosa en los ojos y dijo despacio:

-Creo que empiezo a comprender por qué te eligió la emperatriz infantil, Atreyu.

El muchacho bajó un poco la cabeza y luego salió con rapidez.

Fuera, delante de la tienda, estaba Ãrtax, su caballo. Era moteado y pequeño como un caballo salvaje, tenía las patas fuertes y cortas y, sin embargo, era el corcel más rápido y resistente a la redonda. Todavía llevaba silla y bridas, tal como lo habia traído Atreyu de la caza.

-Ãrtax -le susurró dándole palmadas-, tenemos que marcharnos. Tenemos que irnos lejos, muy lejos, y nadie sabe si volveremos.

El caballito movió la cabeza y resopló suavemente.

-Está  bien, señor -respondió-. Y que pasará con tu caza?

-Vamos a una caza mucho más importante -contestó Atreyu subiendo a la silla.

-¡Un momento, señor! -Resopló el caballito-. Te has orvidado las armas. Vas a ir sin arco y sin flechas?

-Si, Ãrtax - respondió Atreyu-, porque llevo el esplendor y debo ir sin armas.

-¡Ah! -Exclamó el caballito-. Y a dónde vamos?

-A donde tu quieras, Ãrtax -contestó Atreyu-. A partir de ahora estamos en la gran búsqueda.

Con esas palabras, salieron al galope y la oscuridad de la noche se los tragó.

Al mismo tiempo sucedía en otro lugar de fantasía algo que nadie observaba y de lo que ni Atreyu ni Ãrtax, ni tampoco cairon, tenian la menor sospecha.

En un páramo nocturno muy lejano,las tinieblas se concentraron para formar una figura vaga y enorme. La oscuridad se fue espesando hasta que, incluso en aquella noche sin luz, el páramo pareció un formidable cuerpo hecho de negrura.

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora