Ninguno de los dos, ni Fujur ni Atreyu, pudo decir luego cuánto duró aquel vuelo en medio de una oscuridad total, ni si fue realmente una noche. Quizá todo tiempo había cesado también para ellos y se mantuvieron inmóviles en una oscuridad sin fronteras. No sólo fue para Atreyu la noche más larga de su vida, sino también para Fujur, que era mucho, muchísimo más viejo.
Pero también la noche más larga y negra acaba alguna vez. Y cuando amaneció una maňana pálida, los dos vieron a lo lejos, en el horizonte, la torre de marfil.
Aquí resulta indispensable detenerse por un momento para explicar algunas peculiaridades de la geografía de fantasia. Tierras y mares, montaňas y rios no están allí de la misma forma que en el mundo humanos. Por eso, por ejemplo, sería completamente imposible dibujar un mapa de fantasia. Allí no se puede prever nunca con seguridad qué país limita con cuál. Hasta los puntos cardinales cambian según la region en que se encuentra uno en cada momento. Verano e invierno, dias y noches, obedecen en cada región a leyes distintas. Se puede salir de un desierto abrasado por el sol y llegar sin transición a árticas llanuras nevadas. En ese mundo no hay ninguna distancia exterior conmensurable, y por eso palabras como <<cerca>> o <<lejos>> tienen otro sentido. Todas esas cosas dependen del estado de ánimo y de la voluntad con que uno recorre un camino determinado. Como en fantasia no tiene fronteras, su centro puede estar en todas partes… o, mejor dicho, está al mismo tiempo cerca y lejos de todas partes. Y el centro mismo de fantasia es precisamente. La torre de marfil.
Atreyu se encontró, con gran asombro por su parte, sobre las espaldas del dragón de la suerte, sin poder acordarse de cómo había llegado hasta allí. Sólo sabía que fujur se lo había llevado por los aires de la trenza. Cuando, tiritando, se envolvió en su manto, que revoloteaba tras él, se dio cuenta de que éste habia perdido su color y se había vuelto gris. Lo mismo había con su propia piel y con su cabello. Y entonces vio también, a la luz creciente de la maňana, que lo mismo le pasaba a Fujur. El dragón parecía ahora sólo una estría de niebla gris y era tan irreal. Los dos se habían acercado demaciado a la nada
-Atreyu, mi pequeňo seňor - oyó decir al dragón suavemente-, ¿te duele mucho la herida?
-No -respondió atreyu-, ya no la siento.
-¿Tienes fiebre?
-No, Fujur, creo que no, ¿por qué me lo preguntas?
-Me he dado cuenta de que estabas temblando -replicó el dragón-, ¿Qué cosa hay en el mundo que pueda hacer temblar a Atreyu?
Atreyu se quedó un rato callado antes de responder:
-Pronto habremos llegado. Entonces tendré que decirle a la emperatriz infantil que no hay salvación. De todo lo que tenido que hacer, eso será lo más difícil.-Si -dijo Fujur más suavemente aún-, eso es cierto.
Siguieron volando en silencio, siempre a la torre de marfil.
Al cabo de un rato, el dragón comenzó otra vez:
-¿La has visto alguna vez, Atreyu?
-¿A quien?
-A la emperatriz infantil… o, mejor dicho a la seňora de los deseos, la de los ojos dorados. Porque así es como tienes que llamarla cuando estés con ella,
-No, no la he visto nunca.
-Yo sí. Hace ya mucho tiempo. Tu bisabuelo debía de ser entonces un bebé. También yo era un joven atolondrado que no tenía en la cabeza más que aserrín. Una noche intentente coger la luna del cielo, que alumbraba allá arriba, grande y redonda. Como te decia, yo no tenia ni idea de nada. Cuando finalmente me dejé caer desilucionado a la tierra, llegué muy cerca de la torre de marfil. El pabellon de la magnolia tenía esa noche sus pétalos abiertos y en medio estaba la emperatriz infantil. Me miró un segundo pero - no sé como explicártelo- desde aquella noche fui otro.
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la historia sin fin
FantastikBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...