-¿Vienen conmigo? -dijo Bastian volviéndose a Atreyu y Fújur-. ¿O tienen quizá otra de sus propuestas?
-No -dijo Atreyu suavemente-, vamos contigo
-Entonces -ordenó Bastian-, la comitiva debe ponerse en marcha ahora, mientras aún es de dia. Tienen que dar la impresión de que huyecen, de manera que ¡apurensen! Nosotros esperaremos aquí en la oscuridad. Mañana por la mañana nos reuniremos de nuevo con ustedes llevando a los tres caballeros... O no nos reuniremos nunca. ¡Vayan ahora!
Los compañeros de viaje se inclinaron en silencio ante Bastian y se pusieron en camino. Bastian, Atreyu y Fújur se ocultaron en la maleza de las orquídeas y aguardaron la noche, inmóviles y silencioso.
Cuando la noche cayo, oyeron de pronto un leve tintineo y vieron a cinco de los gigantescos sujetos negros entrar en el campamento abandonado. Se movían de una forma peculiarmente mecánica, exactamente del mismo modo. Todo en ellos parecía ser de metal negro; hasta sus rostros eran mascaras de hierro. Se detuvieron al mismo tiempo, se volvieron hacía la dirección en qué la caravana había desaparecido y siguieron su rastro marcando el paso, sin haber cambiado una sola palabra entre ellos. Luego se hizo otra vez el silencio.
-El plan parece funcionar -susurró Bastian.
-Sólo eran cinco -contestó Atreyu- ¿Dónde están los otros?
-Sin duda esos cinco los llamarán de algún modo -dijo Bastian.
Cuando finalmente se hizo por completo de noche, se arrastraron con cuidado fuera de su escondite, y Fújur se elevó silenciosamente en el aire con sus dos jinetes. Voló lo más bajo posible sobre las copas del bosque de orquídeas, para no ser descubierto. En principio, la dirección era clara: la misma que habían seguido aquella tarde. Sin embargo, cuando habían planeado velozmente hacia allí durante un cuarto de hora aproximadamente, se planteó el problema de si podrían encontrar el castillo de Hórok y cómo. Las tinieblas eran impenetrables. No obstante, pocos minutos después vieron surgir ante ellos el castillo. Sus mil ventanas estaban resplandecientemente iluminadas. A Xayide parecía gustarle que la vieran.
De todos modos, era explicable porque aguardaba la visita de Bastian, aunque de otra forma.
Fújur se deslizó con precaución hasta el suelo, entre las orquídeas, porque su piel de escamas de color blanco madreperla centellaban y reflejaba la luz. Y de momento no debían ser vistos.
Al abrigo de las plantas se aproximaron al castillo. Ante la gran puerta de entrada montaban guardia diez de los gigantes blindados. Y justo a cada unas de las ventanas claramente iluminadas había uno de ellos , negro e inmóvil, con una sombra amenazadora.
El castillo de Hórok se alzaba sobre una pequeña elevación, libre de vegetación de orquídeas. La forma del edificio era realmente la de una mano gigante que saliera de la tierra. Cada uno de sus dedos era una torre y el pulgar un bastion sobre el que, a su vez, se levantaba una torre. El conjunto tenía una altura de muchos pisos, en qué cada falange formaba uno, y las ventanas tenían la forma la forma de ojos luminosos que observasen el país hacia todos lados. Con razón lo llamaban la mano vidente.
-Tenemos que descubrír dónde están los prisioneros -le susurró Bastian a Atreyu.
Atreyu asintió y le indicó a Bastian que estuviera callado y permaneciera junto a Fújur. Luego, sin hacer el mínimo ruido, se fue arrastrándose sobre el vientre. Pasó mucho rato antes de que volviera.
-He rastreado alrededor del castillo -cuchicheó- y sólo existe esa entrada. Pero está demasiado bien guardada. Únicamente arriba del todo, en la punta del dedo medio, he podido descubrir una claraboya en la que no parece haber ninguno de esos gigantes acorazados. Pero si volamos hasta ella con Fújur nos verían inmediatamente. Los prisioneros están probablemente en el sótano. En cualquier caso, he oído un grito de dolor que venía de gran profundidad.
Bastian pensaba intensamente. Luego susurró:
-Intentaré llegar hasta la claraboya. Tu y Fújur tienen que distraer entretanto a los centinelas. Hagan algo para que crean que vamos a atacar la puerta de entrada. Tienen que atraerlos a todos hacia aquí. Pero sólo atraiganlos, ¿Comprendes? ¡No pelées con ellos! Yo, entretanto, intentaré trepar por la mano desde atras. Entretén a los tipos tanto tiempo como puedas. ¡Pero sin correr riesgos! Dame unos minutos antes de empezar.
Atreyu asintió y le estrecho la mano. Luego Bastian se quitó el manto de plata y se deslizó a través de la oscuridad. Se arrastró describiendo un gran semicírculo alrededor del edificio. Apenas había llegado a la parte trasera cuando cuando oyó a Atreyu gritar:
-¡Eh! ¿Saben quién es Bastian Baltazar Bux, el salvador de fantasía? He venido, pero no para pedir misericordia a Xayide sino para darles una oportunidad de soltar a los prisioneros voluntariamente. Con esa condición. ¡Podrán conservar sus vidas ignominosa!
Bastian podía atisbar aún desde la maleza, por una esquina del castillo. Atreyu se había puesto el manto de plata y había deshecho su cabello negro azulado como si fuera un turbante. Para alguien que no los conociera bien, podía haber realmente cierto parecido entre los dos.
Los negros gigantes blindados parecieron indecisos un momento. Pero sólo un momento. Pero sólo un momento. Luego se precipitaron hacia Atreyu y se oyeron sus pesados pasos metálicos. También las sombras de las ventanas se pusieron en movimiento, dejando sus puestos para ver qué pasaba. Otros se arremolinaron en gran número en la puerta de entrada. Cuando los primeros habían llegado casi hasta Atreyu, él se les escurrió como una comadreja y, un momento después, apareció, sentado sobre Fújur, sobre sus cabezas. Los gigantes blindados agitaron sus espadas en el aire, dando saltos, pero no pudieron alcanzarlos .
Hola, como van con la cuarentena, aquí donde vivo aún no llega, pero en mi estado ya van cinco casos más o menos nada grave aún

ESTÁS LEYENDO
la historia sin fin
FantezieBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...