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Quería decir que su portador tenía poderes secretos, aunque nadie supiera exactamente cuáles. Su nombre lo conocían todos: ÁURYN.

sin embargo, muchos no se atrevían a pronunciar ese nombre y lo llamaban <<la alhaja>> o también <<el pentáculo>> o simplemente, <<el esplendor>>.

Asi pues, ¡el libro llevaba el signo de la emperatriz infantil!

Un murmullo recorrió la sala y se oyeron algunas exclamaciones de asombro. Hacia tiempo que no se confiaba a nadie la alhaja

Cairon golpeó en el suelo con los cascos unas cuantas veces, hasta que la agitación cesó y entonces dijo con voz profunda:

-Amigos, no os asombreis demasiado: sólo llevaré a aurin por corto tiempo. Soy únicamente su portador. Pronto entregaré el esplendor a alguien más digno que yo.

Un silencio en el que nadie respiraba se habia extendido por la sala.

-No intentaré suavizar nuestra derrota con bellas palabras -siguió diciendo cairon-. Todos estamos perplejos ante la enfermedad de la emperatriz. Sólo sabemos que la destrucción de fantasía ha venido al mismo tiempo que esa enfermedad. No sabemos más. Ni siquiera el arte medico puede salvarla. Pero es posible - y confio en no ofender a nadie si hablo francamente-, es posible que nosotros, los que estamos aqui reunidos, no reunamos todos los conocimientos ni toda la sabiduría. Incluso tengo la última y única esperanza de que, en alguna parte de este reino sin fronteras de fantasía, exista un ser más sabio que nosotros, capaz de prestarnos consejos y ayuda. Pero eso es más que incierto. Dondequiera que pueda estar la posibilidad de salvación... una cosa es segura: su búsqueda requiere un explorador capaz de encontrar su camino en lo intransitable y de no retroceder ante ningún peligro ni ningún esfuerzo; en una palabra: un héroe. Y la emperatriz infantil me ha dicho el nombre  de ese héroe, al que confía su destino y el nuestro: se llama Atreyu y vive en el mar de hierba, detrás de los montes de plata. Yo le entregaré a ÁURYN y lo enviaré a la gran búsqueda y ahora ya lo sabéis todo...

Dicho esto, el viejo Centauro salió ruidosamente de la sala.

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora