La espada regresó a su funda y volvió a parecer vieja y sin valor. Bastián se ató a la cintura las correas de cuero de las que colgaba la vaina.
-Y ahora, señor, si te place -propuso Graógraman-, vamos a cazar juntos en el desierto. ¡Súbete a mis espaldas, por que tengo que salir!
Bastián se subió a él y el león troto hasta el aire libre. El sol de la mañana ascendía sobre el horizonte del desierto y la selva nocturna se había convertido otra vez, hacia tiempo en arena de colores. Los dos pasaron raudos sobre las dunas como una antorcha danzante o como como un viento tempestuoso incandescente. Bastián se sentía como si cabalgara sobre un cometa en llamas a través de luces y colores. Y una vez más sintió una embriaguez salvaje.
Hacia el mediodía, Graógraman se detuvo de pronto.
-Este es el lugar, señor, en que nos encontramos ayer.
Bastián estaba un poco aturdido aún por la salvaje carrera. Miro a su alrededor pero no pudo descubrir ni la colina azul ultramar ni la de color rojo encendido. Tampoco se veían las letras. Las dunas eran ahora de color verde oliva y rosa
-todo es muy distinto -dijo.
-Así es, señor -respondió el león-. Eso ocurre cada dia... Siempre es distinto. Hasta ahora no sabia por qué. Pero ahora que tu me has contado que perelín nace de la arena puedo comprenderlo también.
-Pero ¿Como sabes que es esté el lugar de ayer?
-Lo siento, lo mismo que siento cualquier otro punto de mi cuerpo. El desierto es parte de mi.
Bastián bajo de las espaldas de Graógraman y se sentó en la colina de color verde oliva. El león se echó junto a él; ahora era también verde oliva. Bastián apoyo la barbilla en la mano y miró pensativamente el horizonte.
-¿Puedo preguntarte una cosa, Graógraman? -dijo tras un largo silencio.
-Tu servidor escucha -fue la respuesta del león.
-¿Es verdad que éstas aquí desde siempre?
-Desde siempre -aseguró Graógraman.
-Y el desierto de Goab. ¿Ha existido también siempre?
-Si, también el desierto. ¿Por qué lo preguntas?
Bastián pensó un rato.
-No comprendo -reconoció por fin-. Yo hubiera apostado a que solo estaba aquí desde ayer.
-¿Que quieres decir, señor?
Y entonces Bastián le conto todo lo que le había pasado desde su encuentro con la hija de la luna.
-Todo es muy extraño -dijo para terminar-: Se me ocurre cualquier deseo y enseguida sucede algo que concuerda con ese deseo y lo cumple. No es que me lo imagine, ¿Sabes? Jamás hubiera podido inventarme todas las plantas nocturnas distintas de perelín. Ni los colores de Goab... ¡Ni ati! Todo es mucho más grandioso y real de lo que podría imaginar. Y, sin embargo, todo esta ahí cuando lo deseo.
-Eso es porque llevas a AURYN, el esplendor -dijo el león.
-lo que no entiendo es otra cosa -trato de explicar Bastián-. ¿Todo está ahí sólo cuando yo lo deseo? ¿O estaba ya antes y únicamente lo adivino de algún modo?
-las dos cosas -dijo Graógraman.
-Pero ¿Como puede ser? -exclamo Bastián casi con impaciencia -. Tú llevas ya quien sabe cuanto tiempo aquí, en el desierto de colores de Goab. La habitación de tu palacio me esperaba desde siempre. Sikanda, la espada me estaba destinada desde tiempo inmemorial... ¡Tu mismo me lo has dicho!
-Así es, señor.
-pero yo... ¡Yo estoy desde ayer por la noche en fantasía! ¡Por lo tanto, no es verdad que todo exista sólo desde estoy aquí!
-Señor - respondió el león serenamente- ¿ no sabes que fantasía es el reino de las historias? Una historia puede ser nueva y, sin embargo, hablar de tiempos remotos. El pasado surge de ella.

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la historia sin fin
FantastikBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...