capítulo 6, los dos colonos

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En cuanto volvió en si, Atreyu, por un horrible segundo,tuvo la idea de que Ygramul lo habia engañado y estaba todavía en el desierto de piedra.

Se incorporó con dificultad. Y entonces vio que, efectivamente, estaba en una montaña desierta, pero en otra muy distinta. El terreno parecía componerse totalmente de grandes losas de piedra del color de la herrumbre, apiladas y amontonadas una sobre la otra, de modo que formaban toda clase de torres y pirámides. Entre ellas, pequeños arbustos y hierbas cubrían el suelo. Hacía un calor abrasador. El paisaje estaba envuelto en la luz de un sol deslumbrante, cegador.

Atreyu se hizo sombra con la mano y vio a una distancia de una milla una puerta de piedra, de forma irregular, cuyo arco estaba formado por losas colocadas en forma irregular cuyo arco estaba formado por losas colocadas horizontalmente y que podría tener unos cien pies de altura.

Sería aquélla la entrada del oráculo del sur? Hasta donde podia ver, detrás de la puerta no habia más que una llanura infinita; no habia edificios, ni templos, ni bosques... nada que pareciera la sede de un oráculo.

Mientras estaba pensando aún en lo que debia hacer, oyó de pronto una profunda voz de bronce:

-¡Atreyu! -Y luego otra vez-: ¡Atreyu!

Se volvió y vio venir, por detrás de una de las torres de piedra de color herrumbre, al dragón blanco de la suerte. Le manaba sangre de las heridas y estaba tan debilitado que sólo con esfuerzo pudo arrastrarse hasta Atreyu. Sin embargo guiñó alegremente uno de sus ojos de color rubí y dijo:

-No te extrañes demasiado de que este aqui también, Atreyu. Es verdad que estaba paralizado cuando colgaba de la tela de araña, pero oi todo lo que te dijo Ygramul. Y entonces pensé que también a mi me había mordido: por qué no hacer uso igualmente del secreto que te habia confiado? Y así fuecomo me escapé.

Atreyu estaba radiante.

-me resultó muy difícil dejarte con Ygramul -dijo- pero, que podía hacer?

-Nada -respondió el dragón de la suerte-. Sin embargo, me has salvado la vida ... aunque sea con algo de colaboración de mi parte.

Y otra vez hizo un guiño, ahora con el otro ojo.

-Te he salvado la vida... -repitió Atreyu- por una hora, porque más no nos queda a ninguno de los dos. Siento el veneno de Ygramul cada vez con más fuerza.

-No hay veneno sin contraveneno -respondió el dragón blanco-. Ya verás como todo sale bien.

-No sé como -dijo Atreyu.

-Ni yo -contestó el dragón-, pero eso es precisamente lo bueno. A partir de ahora todo saldrá bien. Al fin y al cabo, soy un dragón de la suerte. Ni siquiera cuando colgaba de la red habia perdido la esperanza... y tenía razón, ya ves.

Atreyu sonrió

-Dime por qué has venido aquí... y no has ido a otro lugar, a otro lugar donde quizá podrías curarte mejor.

-Mi vida, si la quieres, te pertenece -dijo el dragón-. Pensé que necesitarías  una cabalgadura en tu gran búsqueda. Y ya verás: es muy distinto arrastarse por ahi sobre dos piernas o,incluso, galopar sobre un buen caballo, y surcar los aires sobre la espalda de un dragón de la suerte de acuerdo?

-¡De acuerdo! -respondió Atreyu

-Por cierto  -añadió el dragón-, me llamo fujur

- esta bien, -dijo Atreyu-, pero mientras hablamos pasa el poco tiempo de que disponemos. Tengo que hacer algo, pero que?

-Tener suerte -respondió fujur-, que otra cosa si no?

Sin embargo Atreyu no lo oia ya. Se habia desplomado y yacia inmóvil, envuelto en las blandas curvas del cuerpo del dragón.

El veneno de Ygramul hacia su efecto.

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora