capitulo 1,10

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Una larga franja de luz atravesó el cuarto. Bastian se metió dentro y cerró luego empujando la puerta, que rechino otra vez. Metió una gran llave en la cerradura y la hiso girar. Luego echó además el cerrojo y dio un suspiro de alivio. Ahora si que no podrian encontrarlo. Nadie lo buscaría alli. Solo muy raras veces venia alguien -¡de eso estaba bastante seguro!- e, incluso si la casualidad quería que precisamente hoy o mañana alguien tuviera algo que hacer allí, quien fuera se encontraría con la puerta cerrada. Y la llave no estaría. En el caso de que, a pesar de todo, abrieran la puerta, bastian tendría tiempo suficiente para esconderse entre los cachivaches.
  Poco a poco, sus ojos se iban acostumbrando a la penumbra. Conocía el lugar. Seis meses antes, el portero del colegio le había pedido que lo ayudase a trasportar un gran cesto de ropa lleno de viejos formularios y papeles que habia que dejar en el desván. Entonces bastian habia visto donde se guardaba la llave de la puerta :en un armario que habia en la pared, junto al tramo superior de la escalera. Desde entonces no habia vuelto a pensar en ello. Pero Ahora se había acordado otra vez.
  Bastian comenzó a tiritar, porque tenia el abrigo empapado y alli arriba hacia mucho frio, por de pronto, tenia que buscar un lugar en donde ponerse un poco más comodo. Al fin y al cabo tendria que estar mucho tiempo. Cuánto ...en eso no quería pensar de momento, ni tampoco en que pronto tendria hambre y sed.
  Anduvo un poco por alli.
  Habia toda clase de trastos, tumbados o de pie, estandes llenos de archivadores y legasos no utilizados hacia tiempo, pupitres manchados de tinta y amontonados, un bastidor del que colgaba una docena de mapas antiguos, varias pizarras con la capa negra desconchada, estufas de hierro oxidadas, aparatos ginmasticos inservibles, balones medicinales pinchados y un monton de colchonetas de gimnasia viejas y manchadas, amén de de algunos animales disecados, medio comidos por la polilla, entre ellos una gran lechuza, un aguila real y un zorro, toda clase de retortas y probetas rajadas, una maquina electrostática, un esqueleto humano que colgaba de una especie de armario de ropa, y muchas cajas y cajones llenos de viejos cuadernos y libros escolares. Bastian se decidio finalmente a hacer habitable el montón de colchonetas viejas cuando uno se echaba encima, se sentía como en un sofa

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora