cap 23 La batalla en la torre de marfil

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Volvieron al campamento los exploradores enviados como avanzadillas e informaron de que la torre de marfil estaba muy cerca. En dos dias de marchas forzadas como mucho tres, podrían llegar a ella.

Pero Bastian parecía indeciso. Ordenaba hacer alto con más frecuencia que hasta entonces y luego repentinamente, reanudaba la marcha. Nadie en la expedicion comprendía los motivos, pero nadie naturalmente, se atrevía a preguntárselo. Desde su gran hazaña en el monasterio de las estrellas, Bastian habia permanecido inaccesible, incluso para Xayide. En la expedición corrían toda clase de  rumores, pero la mayoría de los compañeros de viaje acataban de buena gana  sus contradictorias órdenes. Lis grandes sabios -opinaban- parecen a menudo incomprensiblesa los seres normales. Tampoco Atreyu y Fujur podian explicarse ya el comportamiento de Bastian. Lo ocurrido en el monasterio de las estrellas excedia de la comprensión de ambos. Pero eso sólo aumentaba la preocupación que les causaba.

En Bastian batallaban dos sentimientos y no podian acallar ninguno de los dos. Ansiaba encontrar a la hija de la luna. Ahora era famoso y admirado en toda fantasía y podia ir a su encuentro como un igual.  Pero al mismo tiempo lo llenaba de preocupación el tener que devolver a AURYN, ¿Que ocurriría entonces? ¿intentaría ella enviarlo de nuevo su mundo, del que apenas sabia ya nada Bastian? ¡No quería  regresar!  ¡Y quería conservar la alhaja!... Luego pensaba que no era seguro que tuviese que devolversela. Quizá ella se la se la dejara tanto tiempo  como él quisiera. Quizá se la habia regalado ya, o le pertenecia a él para siempre. En esos instantes, Bastian apenas posia aguardar la hora de ver a la hija de la luna. Y acicateaba a la expedición para poder estar antes con ella. Sin embargo, pronto lo acometian las dudas y mandaba detenerse y acampar, a fin de pensar en lo que aguardaba.

De esa forma con marchas rapidas y precipitadas y dilataciones de horas, habían llegado por fin al límite exterior del famoso laberinto, la amplia llanura que era un solo jardín lleno de senderos y caminos entrecruzados. En el horizonte, contra el cielo brillante y dorado de la tarde, relucia mágicamente la torre de marfil.

Todo el tropel de fantasios y también Bastian se quedaron en un silencio religioso disfrutando de la indescriptible belleza de la vista. Hasta el rostro de Xayide habia una expresión de asombro que nunca habia aparecido antes y que, desde luego, pronto desaparecio otra vez. Atreyu y Fujur, estaban muy atrás recordaron que distinto les había parecido el laberinto cuando estuvieron allí la última vez,  calcomido por la enfermedad mortal de la nada. Ahora parecía más florido, hermoso y resplandeciente que nunca.

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