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-Desde luego -opinó  Énguivuck rascándose su cabecita del tamaño de una manzana-, pero para eso tendrían que verlo. Y no ven. Sin embargo, su mirada te alcanzará a ti. Tampoco estoy seguro de que las esfinges obedezcan a la emperatriz infantil. Quizá sean más importantes que ella. No sé, no sé. En cualquier caso, es dudoso.

-Entonces, que me aconsejas? -quiso saber Atreyu.

-Debes hacer lo que tengas que hacer -respondió el gnomo-. Esperar a que ellas decidan... sin saber por qué.

Atreyu asintió pensativo.

La pequeña Urgl salió de la cueva. Arrastraba un cubito con un líquido humeante y llevaba, bajo el otro brazo, un manojo de plantas secas. Mascullando para si se dirigió hacia el dragón de la suerte, que seguía durmiendo inmóvil. Comenzó a trepar por él para cambiarle las compresas de las heridas. El gigantesco paciente sólo suspiro una vez sastisfecho y se estiró, pero por lo demás no pareció haber notado la cura.

-Sería mejor que hicieras también algo útil -le dijo Urgl a Énguivuck al volver a la cocina-, en lugar de estar ahi diciendo bobadas.

-¡Estoy haciendo algo muy útil! -Le gritó su marido-. Seguramenre mucho más útil que tú, pero eso no puedes comprenderlo, ¡so boba!

Y, volviéndose a Atreyu, continúo: -sólo sabe pensar en cosas prácticas. Para los grandes conceptos no está dotada
 
El reloj de la torre dio las tres.

Si es que lo habia notado, su padre debia de haber notado ahora, como muy tarde, que bastian no habia vuelto a casa. Se estaria preocupando? Quizá saldría a buscarlo. Quizá habría avisado ya a la policía. Quiza trasmitirían avisos por radio. Bastian sintió una punzada en la boca del estómago.

Y, si era asi, dónde lo buscarían? En el colegio? Quiza incluso en desván? 

Habia cerrado la puerta al volver del retrete? No podía acordarse. Se puso en pie para verlo. Si, la puerta  estaba cerrada y el cerrojo puesto.

Fuera empezaba a oscurecer lentamente. La claridad que entraba por el Tragaluz se iba haciendo imperceptiblemente más débil.

Para tranquilizarse, bastian anduvo un rato de un lado a otro del desván. Al hacerlo, descubrió un montón de cosas que, en realidad, nada tenían que ver con el material escolar que allí  habia. Por ejemplo, un viejo y abollado gramófono de embudo... Quién sabe cuándo y por quién habia sido llevado alli? En un rincón habia varios cuadros de marcos dorados, con arabescos, en los que casi no se veía más que algún rostro pálido y de mirada severa que se destacaba aqui o alla sobre un fondo oscuro. También había un candelabro de siete brazos corroídopor la herrumbe, en el que todavía quedaban restos de gruesas velas que habian formado largas lágrimas de cera.

Entonces bastian se asustó, por que en un rincón oscuro se agitaba algo. Sólo al echar una segunda ojeada se dio cuenta de que habia allí un gran espejo de medio, en el que se habia visto borrosamente reflejado a si mismo. Se acercó más y se miró un rato. Realmente, no resultaba muy guapo con aquel cuerpo gordo, las piernas torcidas y la cara pálida. Movió la cabeza lentamente y dijo en voz alta:

-¡No!

Luego volvió a su lecho de colchonetas. Ahora tenía que acercarse el libro a los ojos para poder leer

-Dónde estábamos? -Preguntó Énguivuck

-En la puerta del gran enigma - le recordó Atreyu.

-¡Exacto! Supongamos que has conseguido atravesarla. Entonces -y sólo entonces- aparecerá ante ti la segunda puerta. La puerta del espejo mágico. Como ya te he dicho, no te puedo decir nada sobre ella que haya visto yo personalmente, sino lo que he podido sacar en limpio de los informes. Esa puerta está tanto abierta como cerrada. Parece un disparate, no? Quizá  sería mejor decir que no está cerrada ni abierta. Aunque resulta igual  de disparatado. En.pocas palabras: se trata de un gran espejo o de algo asi, aunque no esta está hecho de cristal ni de metal. De qué, nadie ha podido decírmelo. En cualquier caso, cuando se está ante él, se ve uno a si mismo... pero no como un espejo corriente, desde luego. No se ve el exterior, sino el verdadero interior de uno, tal como en.realidad es. Quien quiera atravesarlo tiene que -por decirlo asi- penetrar en sí mismo.

-De todas formas -opinó Atreyu-, esa puerta del espejo.mágico me parece más fácil de atravesar que la primera.                

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora