El búfalo purpúreo se situó incluso de una forma en que le presentaba claramente ese lugar como blanco. Atreyu puso una flecha en su sólido arco y lo tenso con todas sus fuerzas... pero no pudo disparar. Tenía los dedos pegados a la cuerda y no podia separarlos.
Y eso mismo o algo parecido le ocurrió en los sueños de las noches siguientes. Cada vez se acercaba más al búfalo purpúreo -que, por cierto, era precisamente el que en realidad habia querido cazar: lo conocía por su mancha blanca en la frente-, pero por alguna razón no podia disparar la flecha mortal.
Durante el dia seguía cabalgando, alejándose cada vez más, sin saber a dónde iba ni encontrar a nadie que pudiera aconsejarlo. Todos los seres con que se tropezaba respetaban el amuleto de oro que llevaba, pero ninguno podia responder su pregunta.
Una vez vio de lejos las calles de llamas de la ciudad de Brousch, donde vivian criaturas cuyo cuerpo era de fuego, pero prefirió no entrar. Atravesar la gran meseta de los azafranios, que nacen viejos y mueren cuando son bebes, llegó a Muamaz, el templo de la selva, en el que una gran columna de piedra lunar frota en el aire y habló con los monjes que vivían en el templo. Pero también de allí tuvo que marcharse sin respuesta.
Casi una semana llevaba vagando asi de un lado a otro cuando, al séptimo dia y en la noche siguiente, le pasaron dos cosas muy distintas que cambiaron fundamentalmente su aptitud interior y exterior.
El relato hecho por el viejo Cairon de los horribles sucesos que se estaban produciendo en toda fantasía le había impresionado, pero hasta entonces había sido para él sólo un relato. El séptimo dia, sin embargo, vio algo con sus propios ojos.
Cabalgaba hacia el medio dia por un bosque espeso y oscuro formado por árboles especialmente gigantescos y nudosos. Era aquel bosque de haule en el que, algún tiempo antes, se habían encontrado los cuatro mensajeros. En aquella región, eso lo sabía Atreyu, habia trolls de la corteza. Eran, según le habían dicho, individuos e individuas gigantescos que parecían nudosos troncos de árbol. Si como era su costumbre se mantenían inmóviles,se los podia tomar realmente por árboles y pasar por delante sin sospechar nada. Sólo cuando se movían se veía que tenían unos brazos como ramas y unas piernas torcidas semejantes a raíces
![](https://img.wattpad.com/cover/129467705-288-k550512.jpg)
ESTÁS LEYENDO
la historia sin fin
FantasyBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...