Se componía de varios picachos de forma extraña, que se elevaban hacia el cielo como gigantescos carámbanos de hielo invertidos. Aproximadamente a la mitad de la altura de la montaña, descansando sobre tres de aquellas puntas, había un huevo del tamaño de una casa.
Formando un semicírculo en tono a ese huevo y detrás de él, subían hacia lo alto, como los tubos de un inmenso órgano, unas agujas azules mayores que constituían la verdadera cumbre. El gran huevo tenía una abertura circular que parecía una puerta o una ventana. Y aquella abertura apareció un rostro que miró a la litera.
Como si la emperatriz infantil hubiera sentido aquella mirada, abrió los ojos y lo miro también.
-¡Alto! -dijo en voz baja
Los poderes invisibles se detuvieron.
La emperatriz infantil se incorporó.
-Es él -continuó-. El último trecho del camino tengo que hacerlo sola. Esperadme aquí, suceda lo que suceda.
El rostro de la abertura redonda del huevo había desaparecido.
La emperatriz infantil bajó la litera y se puso a caminar por la extensa llanura de nieve. Era una marcha fatigosa, porque iba descalza y la nieve estaba endurecida. A cada paso, se rompía la costra de hielo y la nieve dura como el cristal hería sus pies delicados. Un viento helado sacudía su pelo blanco y su túnica.
Finalmente llegó a la montaña azul y se detuvo ante los picos lisos como el cristal.
De la abertura redonda y oscura del gran huevo surgió una gran escala, mucho, muchísimo más larga que la que hubiera podido contener el huevo. Por fin la escala llegó hasta el pie de la montaña azul y , cuando la emperatriz infantil la cogió, vio que se componía totalmente de letras que colgaban unas de otras, y que cada uno de sus peldaños era una línea. La emperatriz infantil comenzó a subir por ella y, mientras trepaba escalón por escalón, iba leyendo al mismo tiempo las palabras:
¡VUELVE! ¡VUELVE! ¡VETE! ¡VETE! ESTO NO ES UN JUGUETE.
¡NO ME SUBAS! ¡VUELVE ATRÁS!
¡NO PODRÁS LLEGAR JAMÁS!
EL CAMINO ESTÁ CERRADO
Y YO BIEN TE HE ACONSEJADO, SI TE ENCUENTRAS CON EL VIEJO, TARDE LLEGARÁ EL CONSEJO.
LOS PRINCIPIOS SON LOS FINES:
¡VUELVE ATRÁS! ¡NO DESATINES!
PUES SI ALCANZAS LA ABERTURA
¡LLEGARAS A LA LOCURA!la emperatriz infantil se detuvo para reunir fuerzas y miro hacia arriba. Todavía faltaba mucho. No había recorrido ni la mitad.
-Viejo de la montaña errante -digo en alta voz-: si no quieres que nos encontremos no hubieras tenido necesidad de enviarme al abismo esta escala. Tu prohibición es la que me lleva a ti.
Y siguió subiendo
LO QUE HACES Y LO ERES
ESTÁ ESCRITO EN CARACTERES .
SI TE ACERCAS CON AUDACIA,
¡OCURRIRA UNA DESGRACIA!
NO TENDRÁ UN FINAL FELIZ
TU CARRERA, EMPERATRIZ.
NUNCA HE SIDO NIÑO YO,
POR ESO TODO ACABÓ.
AL VIVO LE ESTÁ PROHIBIDO
VERSE MUERTO COMO HA SIDO.Otra vez tuvo que detenerse la emperatriz para tomar aliento.
Ahora estaba muy alta y la escala se balanceaba en la tormenta de nieve como una rama. La emperatriz infantil se aferró a los helados renglones de letras y subió el último tramó de la escalera.SI NO ESCUCHAS EL AVISO
QUE LA ESCALA DARTE QUISO
Y ESTAS DISPUESTA A LLEGAR
DONDE NUNCA HAS DE HABITAR,
NO TE DOY OTROS CONSEJO:
¡BIENVENIDA! SOY EL VIEJO
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la historia sin fin
FantasyBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...