-Tienes qué saber -replico Fújur- que sus decisiones son a veces difíciles de comprender:
-Tu y Atreyu -respondió Bastian, sintiendo cómo la cólera le subía al rostro- queréis darme consejos continuamente. Y ya veis a dónde nos ha conducido el seguirlos. Ahora decidiré yo mismo. He decidido ya y mantengo mi decisión.
Tomó aire profundamente y continuó un poco más relajado:
-Además se basan siempre en ustedes mismos. Sin embargo ustedes son criaturas de fantasía y yo soy un hombre. ¿Cómo pueden saber que se aplica lo mismo? Cuando Atreyu llevaba a AURYN, para él fue distinto que para mi. ¿Y quién devolverá la Alhaja a la hija de la luna si yo no lo hago? No se le encuentra por segunda vez, dices... pero yo la he encontrado ya dos veces. La primera nos vimos un momento, cuando Atreyu llegó hasta ella, y la segunda fue cuando explotó el gran huevo. Para mí todas las cosas on distintas. Y la Veré por tercera vez.
Todos callaron. Los caballeros, porque no comprendían de que se trataba realmente la discusión. Y Atreyu y Fújur porque verdaderamente, se sentían inseguros .
-Si -dijo Atreyu por fin con suavidad-, quizá sea como tú dices, Bastian. No podemos saber cómo se comportará contigo la emperatriz infantil.
Se marcharon todos y, al cabo de unas horas, antes aún del mediodía, habían llegado al lindero del bosque. Ante ellos tenían una extensa comarca de praderas, un tanto ondulada, por la que serpentina un rio. Cuando llegaron a él, siguieron su curso.
Atreyu, como antes, voló otra vez sobre Fújur delante del grupo de jinetes, describiendo grandes círculos a su alrededor para reconocer el terreno. Pero los dos estaban preocupados y su vuelo era menos ligero.
Cuando, una vez, se elevaron muy alto adelantándose mucho, vieron que, en la lejanía, el terreno estaba como cortado. Una depresión de la roca conducía a una llanura situada más abajo que -por lo que se podía ver- estaba espesamente poblada de árboles. El río se despeñaba allí en una majestuosa cascada, pero los jinetes sólo alcanzarían aquel punto, como muy pronto, al medio dia.
Regresaron.
-¿Tú crees, Fújur -pregunto Atreyu-, que a la Emperatriz infantil le da lo mismo lo que pueda pasarle a Bastian?
-Quien sabe -respondió Fújur-, ella no hace diferencias.
-pero entonces -siguio diciendo Atreyu- ella es realmente una...
-No lo dijas! -le interrumpió Fújur-. Sé lo que quieres decir, pero no dijas.
Atreyu se quedó un rato callado, antes de decir:
-Es mi amigo, Fújur. Tenemos que ayudarlo. Hasta en contra de la voluntad de la emperatriz infantil si hace falta. Pero, ¿cómo?
-con suerte -respondió el dragón, y por primera vez sonó como si la campana de bronce de su voz estuviera rajada .
Aquella noche eligieron un fortín abandonado que había a la orilla del lago como lugar para pasar la noche. Para Fújur, naturalmente, era demasiado estrecho, y prefirió, como hacía tan a menudo, dormir en las alturas. También los caballos y Yicha tuvieron que quedarse fuera.
Durante la cena, Atreyu hablo de la cascada y del extraño desnivel del terreno que había divisado. Luego dijo de pasada:
-por cierto: nos siguen.
Los tres caballeros se miraron.
-¡Vaya! -exclamó Hykrion, retorciéndose el negro bigote con ganas de jaleo-. Cuántos son?
-He contado siete detrás de nosotros -respondió Atreyu, pero no podrán llegar aquí hasta mañana temprano, si cabalgan toda la noche.
-Van armados? -quiso saber Hysbald.
-No he podido comprobarlo -dijo Atreyu-, pero vienen de más desde otras direcciones. He visto seis al Oeste y nueve al Este, y otros doce o trece se dirigen a nuestro encuentro.
-veremos qué quieren -dijo Hydorn-. Treinta y cinco o treinta y seis no son un peligro para nosotros tres, ni mucho menos para nuestro señor Bastian y Atreyu
Aquella noche, Bastian no se desciñó la espada Sikanda, como había hecho hasta entonces casi siempre. Durmió con la empuñadura en la mano. En sueños vio ante él el rostro de la Hija de la Luna. Ella le sonreía alentadoramente. Al despertarse, Bastian no sabía nada más, pero el sueño reforzó su esperanza de verla otra vez
Hola, ya volví después de mucho tiempo, perdón por la tardanza pero tenía muchas cosas que poner en orden en mi vida
Espero y ya terminar está historia.
Bueno, hasta la próxima actualización
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la historia sin fin
FantasyBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...