En realidad sólo se componíande rostros, porque sus miembros eran tan cambiantes y múltiples -tan pronto como largos como cortos, centenares o ninguno, precisos o nebulosos-, y estaban enzarzados en una pelea tan monstruosa, que era imposible distinguir su verdadero aspecto. Tambien los rostros cambiaban continuamente, haciéndose gruesos o hinchados y estirándose luego a lo largo o a lo ancho, aunque seguían siendo siempre rostros que podían distinguirse entre sí. Abrían bruscamente la boca y gritaban y bramaban y aullaban y se unos de otros. Al dragón y su jinete no parecieron siquiera haberlos visto, porque, en comparación con ellos, eran diminutos como un mosquito.
Atreyu se enderezó. Cogió con la mano derecha el amuleto de oro de su pecho y gritó, tan fuerte como pudo:
-¡En nombre de la emperatriz infantil, callaos y escuchad!
¡Y entonces ocurrió lo increíble!
Como si de repente se hubieran quedado mudos, los vientos se callaron. Sus bocas se cerraron y ocho gigantestos saltones miraron a AURIN. También el remolino cesó. De pronto reinó una calma absoluta.
-¡Decidme! -grito Atreyu-. Dónde están las fronteras de fantasía? Lo sabes tu, Lirr?
-Al norte, no -respondió el rostro de nubes negras.
-Y tú, Baureo?-Tampoco al este -contestó el rostro de nubes grises.
-¡Habla tú, Schirk!
-Al sur no hay fronteras -dijo el rostro de nubes amarillas como el azufre.
-Mayestril, lo sabes tú?
-No hay fronteras al oeste -replicó el rostro de nubes rojas como el fuego.
Y entonces dijeron todos a una:
-¿Quién eres tú, que llevas el signo de la emperatriz infantil y no sabes y no sabes que fantasía no tiene fronteras?
Atreyu calló. Se sentía como si hubiera recibido un golpe en la cabeza. En eso no había pensado realmente: en que no hubiera ninguna clase de fronteras. Todo había sido inútil.
Apenas se dio cuenta de que los gigantes de los vientos reanudaban su lucha. Le daba lo mismo lo que ocurriera ahora. Se aferró a la melena del dragón cuando éste, súbitamente se vio lanzado hacia arriba por un torbellino. Envueltos en relámpagos giraron a toda velocidad y luego se ahogaron casi en estruendosos aguaceros horizontales. De pronto se vieron arrastrados por un soplo abrazador, en el casi ardieron, y ya estaban entrando en un granizo que no estaba hecho de granos sino de agujas de hielo, largas como lanzas, que caian hacia el abismo. Y otra vez se vieron absorbidos hacia arriba y arrogados de un lado a otro...los vientos luchaban entre si, disputándose la supremacía.
-¡Agárrate bien! - gritó Fujur cuando una ráfaga de viento lo tumbó de espaldas.
Pero era ya demasiado tarde. Atreyu habia perdido su asidero y se precipitaba en el vacío. Cayó y cayó, y luego no supo nada más.
Cuando recobró el sentido estaba sobre el sentido, estaba sobre la blanda arena. Oyo el ruido de las olas y, al levantar la cabeza, vio que habia sido arrojado a una playa. Era un dia gris y brumoso, pero sin viento. La mar estaba en calma y nada indicaba que, hacia poco se hubiera desencadenado alli un combate entre los gigantes de los vientos. O habia ocurrido quizá en otro lugar lejano y muy distinto? La playa era era plana; por ninguna parte se veían rocas ni elevaciones y sólo algunos árboles torcidos y retorcidos se alzaban en el polvo como grandes garras.
Atreyu se incorporó. A unos pasos vio su manto rojo de pelo de búfalo. Se arrastró hasta él y se lo echó por los hombros. Con asombro pudo comprobar que el manto estaba apenas húmedo. Así pues, llevaba mucho tiempo allí.
¿Cómo habia llegado? ¿Y por qué no se habia ahogado?
Le vino algún recuerdo oscuro de unos brazos que lo llevaban y de unas voces extrañas que cantaban: <<¡pobre chico, guapo chico! ¡Sostenedlo! ¡No dejéis que se hunda!>>
Quizá habia sido sólo el murmullo de las olas.
¿O eran sirenas y genios acuáticos? Probablemente habrían visto el pentáculo y, por eso, le habian salvado. Involuntariamente se llevó la mano al amuleto... ¡y no estaba allí! La cadena que llevaba al cuello habia desaparecido. Habia perdido el medallón.

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la historia sin fin
FantasyBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...